El tema de ese trabajo nació de los retratos que Sander realizó de campesinos de Westerwald, a los que consideraba arquetipo del hombre contemporáneo. Basándose en eso desarrolló una filosofía que posiciona el hombre dentro de un modelo cíclico de sociedad. La clase campesina representa su base. Le siguen el artesano, la mujer, los trabajadores cualificados –que representan la base de la vida cívica, del abogado al miembro del parlamento, del soldado al banquero–, los intelectuales, artistas, músicos y poetas, y la gran ciudad. El ciclo termina con los dementes, gitanos, mendigos, moribundos y muertos. Después, Sander subdividió cada grupo en un total de 49 portfolios con título.

Gran selección

Desgraciadamente, en vida no tuvo la posibilidad de publicar su proyecto completo. La Fábrica presenta una selección de 118 retratos, realizada por el bisnieto del fotógrafo, Julian Sander, y expuestas en ocho portfolios. Cada uno fue copiado por Gerd Sander, nieto del fotógrafo, entre los años 1990 y 1999 y en ediciones numeradas de 12.

Los más de 540 retratos que realizó se caracterizan por su unidad formal y estética. Independientemente de su clase social, edad o condición, los retratados son mostrados con la misma dignidad y respeto.

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Ver, observar, pensar

«Me han preguntado a menudo cómo me surgió la idea de este trabajo: ver, observar, pensar. Nada parece más adecuado que la fotografía para dar una imagen histórica absolutamente fiel de nuestro tiempo».

Sean semicompletos o completos, los retratos de Sander están siempre colocados en un entorno simple. El artista daba índices controlados e intencionales sobre el origen y la profesión de cada sujeto a través del fondo o de la ropa, del peinado o del gesto. Procuró integrar en todas sus obras la relación del sujeto fotografiado con su entorno hasta el último detalle.

Las imágenes fueron tomadas desde finales del siglo XIX hasta después de la II Guerra Mundial, pero el tiempo histórico parece no ser importante para Sander. Siempre aplicaba la misma técnica cuando retrataba a los personajes y, lo que es más importante, la misma ideología. De esta forma aislaba la esencia del sujeto.

 

Fotógrafo filósofo

August Sander (Alemania, 1898-1964) es considerado uno de los pioneros de la fotografía. Hijo de un minero, trabajó como tal desde los 13 años. Estudió pintura en Dresden y ahí tuvo su primera aproximación a la fotografía. Después de trabajar en varios estudios, en 1910 funda el suyo propio en Lindenthal. Es en ese momento cuando formalizó el concepto de su mayor proyecto: Hombres del siglo XX.

En la década de los treinta, asediado por los nazis, se refugió en la fotografía de paisaje. En 1944, una bomba destruyó su estudio y sus 40.000 negativos. Se retiró entonces a Westerwald, donde continuó trabajando en precarias condiciones, y su nombre fue prácticamente olvidado en Colonia hasta que L. Fritz Gruber expuso sus fotografías en la Photokina en 1951.

Tras su muerte en 1964, su hijo Gunther trabajó en el archivo de Sander de más de 540 retratos y los publicó en Múnich en 1980 bajo el título que Sander había inicialmente pensado: Hombres del siglo XX.

Su nieto Gerd es un curador eminente y un coleccionista especializado en la fotografía europea del siglo XX. Dirigió su propio negocio de fotografía en Colonia de 1971 a 1995, y fundó en 1990 el August Sander Archive en Colonia. Es ex presidente de la junta de la Photographische Sammlung / SK Stiftung Kultur, para la cual coeditó, investigó y comisarió con Susanne Lange y Gabriele Conrath-Scholl las 619 fotografías para la publicación de siete volúmenes August Sander: People of the 20th Century, la referencia ineludible sobre el artista.

Su bisnieto Julian Sander, fundó la FEROZ Galerie en 2009, representando el legado de August Sander, la colección privada de Gerd Sander, así como fotógrafos contemporáneos como Sean Hemmerle, Jory Hull y Michael Somoroff.