El cuadro, una de las composiciones más significativas del pintor cretense, se muestra temporalmente (aún no se sabe concretamente hasta cuando) en el Prado tras el estudio técnico y restauración llevados a cabo durante tres meses en el taller del Museo. Después regresará a la Catedral de Toledo para participar de los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte del artista.
El Expolio de Cristo es un óleo sobre lienzo de 285 x 173 cm. Fue realizado entre los años 1577 y 1579 (durante sus primeros años de estancia en Toledo) y, según Manuel B. Cossío, es la obra más poética y de expresión más elevada del artista. Para José Gudiol es una de las mejores obras del pintor y obra capital en la historia de la pintura europea.
Según Leticia Ruiz Gómez, conservadora del Museo del Prado, con El Expolio de Cristo, El Greco recupera el color de la técnica veneciana, pero aplicando una composición de corte bizantino. Además se aprecian algunos anacronismos, como en el caso del soldado de la izquierda, que viste una armadura de finales del siglo XVI.
Decisiones imprevistas
A propósito de este personaje, Rafael Alonso, restaurador del cuadro, estudioso de El Greco y Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales, afirma que el artista descubrió cómo la atención del espectador se desplazaba hacia él, lo que perjudicaba el rol de Cristo como protagonista de la obra. Para equilibrar el conjunto, decidió introducir un sayón en el lado derecho del cuadro con su brazo sobre Cristo.
Esta última figura no estaba prevista desde un primer momento. No es el único cambio que trastocó los bocetos originales del artista. Así, por ejemplo, le dio un mayor tamaño a la imagen de María Magdalena para colocarla en primer plano.
Cuidada restauración
Según Juan Sánchez, deán de la Catedral de Toledo, el Cabildo no quería que la obra saliera de la catedral. Sin embargo acabó por reconocer que el mejor lugar para restaurarlo era el Museo del Prado. Así, el encargo recayó en Rafael Alonso, quien encontró una obra muy bien conservada, debido al ambiente en que se había conservado y a los cuidadosamente elegidos materiales con que El Greco le dio forma.
Los principales inconvenientes a la hora de restaurar El Expolio de Cristo fueron la pérdida de la transparencia del barniz original y la suciedad acumulada sobre el óleo, que provocaba que la pintura pareciera plana.
Para completar de manera más exitosa la restauración de la obra se le han realizado una radiografía y una reflectografía infrarroja. La primera muestra que apenas hay cambios sustanciales con respecto a la idea de partida. La segunda indica que la construcción de la pintura se llevó a cabo a partir de una mancha o esbozo general que luego fue concretándose a través de toques más precisos.