El encuentro entre Hernán Cortés y Montezuma, que encarna la confrontación entre la civilización cristiana evangelizadora y la precolombina pagana, representa, para el visionario escritor francés Antonin Artaud, la imposibilidad ontológica de entendimiento y comprensión entre dos culturas que se desconocen, se temen, se atraen, se destruyen y se sorprenden mutuamente.
Pierre Audi, prestigioso director de escena franco-libanés y director artístico de la Ópera de Ámsterdam desde 1988, ha creado una propuesta escénica que expresa el dramatismo visceral y poético de la ópera, privilegiando el lenguaje del teatro físico de Artaud, en el que emerge la violencia, la fascinación, el miedo, la desconfianza y la incomprensión que desencadena el choque entre dos culturas.
Escenografía de Alexander Polzin
Esta permanente emergencia de las fuerzas del subconsciente se propicia en la escenografía abstracta y alegórica del artista plástico alemán Alexander Polzin, que representa la confrontación de las civilizaciones través del uso de diferentes materiales y texturas.
El figurinista polaco Wojciech Dziedzic ha creado un diseño de vestuario de inspiración precolombina que refuerza la visualización del enfrentamiento entre la violencia ritual de los indígenas y la de los conquistadores españoles, enmascarada bajo el ideario expansionista y evangelizador.
Se alternan en la interpretación de Montezuma las sopranos Nadja Michael y Ausrine Stundyte, y en la de Cortés, los barítonos Georg Nigl y Holger Falk. Entre ambos, la prestigiosa bailarina japonesa Ryoko Aoki actúa como traductora e intermediaria entre los dos protagonistas que nunca llegarán a comprenderse.
Un «sonido en 3D»
Alejo Pérez se encarga de la compleja dirección de esta obra, en la cual la participación del Coro Tilular del Teatro Real sonará grabada, intercalando y simultaneando su sonido con las voces de los solistas y la actuación de la Orquesta Titular del Teatro Real, en esta ocasión con 47 músicos dispuestos en la sala y en el foso, para intentar lograr la atmósfera envolvente y ontológica que busca la obra de Rihm.
Desde su estreno en Hamburgo se ha utilizado siempre la grabación original del coro, sin embargo, Gerard Mortier insistió mucho en que se grabara para la ocasión una nueva versión exclusiva del coro titular del Teatro Real. Se trata de un coro invisible, una idea que, para Alejo Pérez, «permite al compositor utilizar gran cantidad de recursos técnicos, entradas brutales y cortes abruptos, también elementos técnicos que provienen de la música electrónica». Para él, el sonido de La conquista de México es «en 3D por esas capas que establece». La idea es insertar al público en un escenario más amplio del que se ve.
Según el director musical, la orquesta y el coro del Real se convierten en elementos protagonistas, en elementos de absoluta preponderacia en la obra. En ella utiliza dos voces extremas de mujer que prolongan el mundo de Montezuma en escena: una es una soprano dramática y la otra una contralto profunda.
El hecho de que Montezuma sea interpretado por una mujer no es más que un modo de realzar la diferencia de dos culturas, que en cierto modo se sienten también atraídas musicalmente.
Motier sobre Rihm y ‘La conquista de México’:
Gerard Mortier, el actual asesor artístico del Teatro Real, ha querido estar presente en la presentación de esta ópera, de la que ha dicho las siguientes palabras:
«Rihm es un compositor no muy conocido en España. Para mí es uno de los grandes compositores alemanes. Tiene 61 años y está enfermo de diabetes, sin embargo ha compuesto unas 400 obras, por lo que en ese sentido se parece a Mozart, que compuso unas 600 (en contraposición con Alban Berg, que escribió 15). Para Rihm la literatura y todas las artes son muy importantes. Su inspiración viene, por una porte, de Nietzsche y, por otra, de poetas que en su mayoría han terminado locos como Artaud».
«Es un hombre no dogmático, es decir, no pertenece a una escuela y escribe música partiendo de su intuición. También encuentra mucho en la música moderna».
«Todo el que vaya a ver esta ópera va a sentir que es una composición que sale de situaciones dramáticas. Primero, Rihm costruyó una catedral musical y luego puso los textos de Artaud, un poeta que vivió mucho tiempo en México y que ha creado el teatro de la crueldad. La gente piensa que es un teatro que se acerca principalmente a la sangre, sin embargo, no es verdad, lo que hace es una crítica de la crueldad. El otro escritor del que toma textos es de Octavio Paz».
«La Conquista de México sólo se ha presentado en tres ocasiones en Alemania y una en versión concierto en México, por lo que es la primera vez que se estrena fuera de Alemania desde 1992. Creo que el público va a descubrir algo importante cuando vea por primera vez la ciudad de Tecnotichlán, que en su día Cortés comparó con Venecia. Creo que en el futuro el encuentro de culturas no debe terminar en sangre y esta ópera nos obliga a reflexionar sobre ello».