Adelantándose al Año Cortázar, que será en 2014 (cuando se cumplan cien años de su nacimiento), y celebrando los cincuenta años de la publicación de Rayuela, su novela más conocida, la Fundación le rinde este merecido tributo a quien fue mucho más que un mero aficionado al jazz. La pasión que por esta música sentía moldeó su creación literaria, hasta tal punto que su escritura, libre e improvisada, puede considerarse como un reflejo de los elementos positivos del jazz.

El ciclo se apoya en tres pilares clave: la crónica que escribió tras el mítico concierto de Thelonius Monk en Ginebra en marzo de 1966, las referencias jazzísticas rastreables en Rayuela y un homenaje a El perseguidor, relato cuyo protagonista está inspirado en Charlie Parker.

«Me dije que el jazz es la sola música entre todas las músicas, con la de la India, que corresponde a esa gran ambición del surrealismo en literatura, es decir, a la escritura automática, la inspiración total, que en el jazz corresponde a la improvisa­ción, una creación que no está sometida a un discurso lógico y preestablecido, sino que nace de las profundidades y eso, creo, permite ese paralelo entre el surrealismo y el jazz»

En paralelo al ciclo, y mientras dure éste, se exhibirá en el vestíbulo del salón de actos la muestra El jazz en la biblioteca de Cortázar, que contiene una amplia colección de los libros que el escritor poseía en su biblioteca personal con el jazz como tema principal. Un repaso que incluye a grandes figuras del género como Jelly Roll Morton, Duke Ellington o Billie Holliday.