Memorabilia está compuesta por cuadros, dibujos, bajorrelieves, esculturas, estructuras y grabados que se convierten en planos, postales, porcelanas, bandejas, orfebrería y hojas de archivo.

El visitante se encuentra primero con una selección de prisiones del siglo XIX dispuestas junto a unas bandejas con los planos de las plantas de las mismas. Así se le introduce en este universo. Las vistas de las prisiones pintadas en blanco y negro crean una amalgama de formas casi orgánicas, que se van construyendo con diferencias estéticas pero manteniendo un mismo esquema.

Con las imágenes de las prisiones a modo de postal y las bandejas de comida con el plano de la prisión grabada y la fecha de creación de la cárcel se muestran dos situaciones de castigo, el espacio en el que los reclusos están encerrados y la bandeja de comida como metáfora de la rutina diaria que les espera hasta el final de la pena.

Armas y crímenes

La visita se sucede con diferentes piezas e imágenes. El recorrido lleva al visitante hasta 10 armas de acero inoxidable, réplicas de otras requisadas a reclusos, objetos que se encuentran en contraposición con otros de uso cotidiano, que están documentados con unos dibujos superpuestos que informan que formaron parte de crímenes violentos.

Gracenea trabaja en sus obras en la construcción de las imágenes, en cómo las lee y las percibe el que las ve. En este último proyecto recrea situaciones donde los datos, las huellas, las informaciones posibilitan al espectador nuevas lecturas alejadas de esquemas predeterminados.

Los últimos proyectos realizados por Iñaki Gracenea tienen en común la videovigilancia, deteniéndose en conceptos como la violencia, la libertad, el control y la intimidad. Sus proyectos ponen en entredicho esta herramienta de poder en cuanto a lo que supone de recorte de derechos y libertades de los ciudadanos.