“Entonces no tenía ni idea de quién era Elvis, pero hoy todavía tengo el libro y lo guardo como oro en paño”, afirma el joven músico y compositor. 22 años después acaba de sacar su primer disco de rhythm and blues, 140, y este sábado, 14 de diciembre, quiere llenar la Sala Sol de Madrid.
Alberto creció musicalmente en los 60 y los 70: rhythm and blues, jazz, country y soul. Más tarde llegó el gusto por el hardcore, el punk rock y Nirvana. Después, por el reggae. El amor por toda la música negra siempre estuvo ahí, hasta que se convirtió en su auténtica obsesión. Estudió en la Escuela de Música Creativa de Madrid durante cuatro años y después se fue a Pamplona a estudiar el superior de guitarra de jazz. Más tarde terminaría sus estudios en Ámsterdam, donde han recalado algunos de los instrumentistas más prestigiosos del mundo.
“Me obsesioné durante mucho tiempo con el jazz. He estado durante muchos años estudiando guitarra a saco, única y exclusivamente. A raíz de eso te das cuenta de que hay muchos músicos de jazz que han grabado otros estilos. Durante unos años, para mí fue la mejor música del mundo. De repente, en un momento dado me di cuenta de que a mí lo que me gustaba cantar y tocar era soul, blues, rythm & blues…”, cuenta Anaut.
En torno a una instrumentación
140, su primer disco, vio la luz hace sólo unos meses. Se financió a través de una campaña de micromecenazgo y se titula así porque 140 personas apostaron por él. “La campaña de financiación, en realidad, empezó cuando ya estábamos grabando el disco. Lo hice confiando plenamente en que iba a salir porque entonces no tenía 5.000 euros. En total ha costado 5.300 euros grabar, mezclar y masterizar todo y otros 5.000 tirar las copias. Una pasta. Quizás eso para la industria de la música no es nada, pero para mí… Menos mal que salió bien”, relata.
“El tema más antiguo del álbum tiene cinco años y el más moderno se compuso mientras lo grabábamos. He intentado reflejar experiencias que fueran auténticas en mi vida porque a nivel de letras no puedo hablar sobre cosas que no me han pasado. Tenía que ser un trabajo honesto. Luego, a nivel musical, he intentado que estuviera dentro de la música que me gusta y que fuera a la vez una música de hoy en día. Hay temas muy diferentes entre sí. Hay temas más blues, temas medio country, otro que es muy folk… También buscaba que se unieran, que hubiera una unión sonora que se consigue con la instrumentación. Son 10 temas que no tienen nada que ver, pero nueve de ellos tienen la misma instrumentación”.
En el disco hay, además, un equilibrio muy especial entre lo eléctrico y lo acústico. Se nota lo mucho que Anaut ha trabajado solo con su guitarra, pero también está muy presente la potencia de una gran banda. “Creo que mola ese equilibrio. De todas formas, todas las canciones deben “sonar” sólo con guitarra y voz. En los conciertos hay temas más de este tipo y temas de banda. Algunos nos quedamos solo un cuarteto, por ejemplo. Generamos un diálogo y es todo un poco teatral”, continúa.
Versatilidad
Anaut pretende inundar o, como él dice, “reventar” la Sala Sol el próximo sábado. Quiere que todo el que vaya no deje de seguirle la pista y es consciente de que “al final, el número de likes en Facebook o el número de seguidores en Twitter es lo que hace que te lleven a un festival. Es absurdo, pero es así. Este concierto es una oportunidad para convencer al tío que viene. Vamos a muerte y no nos andamos con tonterías. Ya no tenemos 20 años y es momento de tomárselo en serio”.
Tiene una voz cálida y versátil. Admira a Amos Lee, a Black Joe Lewis y, sobre todo, a George Benson. “Me gusta porque tiene un talento y un swing alucinante. A Amos Lee lo oí en un momento de mi vida en que me dí cuenta de que menos es más cuando se trata de este estilo de música. Además, todo lo que hace Lee es de verdad”.
Es de los que siempre tiene el tocadiscos puesto cuando está en casa. Confiesa que escucha a John Denver o Johnny Cash y también cosas actuales como los Fleet Foxes. “Me encantan. John Mayer, dentro de que hace una cosa muy comercial, también me flipa. Su último disco, el de Paradise Valley, es el que llevo en el coche”.
Con nuevos temas ya en el aire, a pesar de compaginar conciertos con clases de guitarra y creación de páginas web, Anaut quiere volver a meterse en un estudio en abril o en mayo para grabar un EP ante la necesidad de contar todo esto que está pasando. “No me importa tener que compaginar la música con otras cosas. Me parece sano. Si tienes que escribir canciones tienes que tener mucha vida fuera. Me deja mucho tiempo para estudiar y eso también lo valoro. Me gusta la libertad que me da no tener que vivir de eso”.
A pesar de todo, se define como un tipo que hace canciones y las toca. Sólo eso.