Ruinas orgánicas compuestas de ramas y raíces crecen descontroladamente y empujan la obra de arte hasta el fondo de la estancia. En las imágenes de Pablo Genovés, el orden agredido se rebela excediéndose. La desmesura es un nuevo canon y las estructuras hasta ahora vigentes ya sólo pueden actuar como marco del descontrol.
Antropoceno afirma el fin del mundo que conocemos pero obliga a nuestros espacios de representación a mantenerse en pie a pesar de todo. En esa permanencia cumplen acaso su última función: narrar con lucidez su propio final.
Genovés trabaja en el diálogo de materiales de distinta procedencia: estampas antiguas y fotografías originales. En la tensión de ambos tiempos el artista es capaz de documentar retrospectivamente lo que aún no ha sucedido.