En estas obras vuelve a aparecer la esencia de su trabajo anterior. El tema de los Retratos históricos (1989-1997) y el conjunto Criollo Remix (2003-2008) se recuperan con madurez junto con el denominado ‘gran género’ dentro del canon de la pintura académica.

Este género está vinculado ideológicamente a la formación del estado-nación en Occidente, proceso que en España tiene su máxima expresión y que durante el siglo XIX se relaciona directamente con el reclamo colonial frente a los procesos de independencia.

En el momento actual, cuando la idea del estado-nación se desdibuja en un mundo global, las imágenes de Esquivel se construyen desde las zonas de contacto de las diásporas y del forcejeo postcolonial, donde se cruzan las historias de España y Cuba.

Pintura postcolonial

Las historias de este artista a través de las escenas que consumimos en los medios de comunicación sobre la vida política a inicios del siglo XXI cuestionan la ausencia de voces nacionales subalternas que representen a grupos marginales. Esta propuesta de Esquivel se puede definir como una pintura postcolonial que plantea una pregunta fundamental: ¿qué acontecimientos son susceptibles de transformarse en imagen pictórica en la actualidad?

Este artista pone en entredicho lo que cuentan los libros de historia. Su contra-pintura, con la que desestabiliza y denuncia, se transforma en recurso de la memoria en una época donde la velocidad con que circula la información trae aparejada una amnesia inmediata, terriblemente peligrosa porque permite el renacimiento de viejos fundamentalismos.

 

El jardín como contra-espacio

La exposición Memorial Garden apela a la figura del jardín como contra-espacio en el que se derrumban los mitos de la cultura global contemporánea. En sus cuadros se superponen, sin orden ni jerarquías, lugares, acontecimientos, rostros anónimos y personajes públicos.

La superficie del lienzo se convierte en crónica, en un intento de representar la realidad de un tiempo y un contexto. Un relato fragmentario que construye fábulas donde las noticias de Internet, de los medios de comunicación, los rumores callejeros son transformados en materia pictórica. Si la pintura de historia tradicional reconstruía una visión idealizada de la nación moderna, proyectando una imagen utópica del Estado, esta contra-pintura, postcolonial e hiper-narrativa, representa la definitiva crisis de todo relato.