Tras una muerte exquisita es una exposición que enfrenta la forma que Ray Smith tiene de asumir y entender la obra sobre papel. Para ello parte de cerca de una decena de muestras personales que el artista ha realizado en los últimos diez años en las que el papel es el soporte protagonista. Por esta razón, para el montaje se ha tomado como pauta museográfica el método surrealista que Ray Smith utiliza en su proyecto Cadáveres Exquisitos, realizado en papel, en madera, en tela y en esculturas de cerámica, resinas y bronce.
Juego surrealista
En esta obra, Smith utiliza el concepto llamado ‘réplica del juego surrealista’, en el que se falsea la noción de doblez para duplicar la personalidad de quienes construyen una poética. Siguiendo esta lógica, que argumenta gran parte del trabajo de artista en los últimos 20 años, la muestra se reparte o distribuye en habitaciones-espacios-mentales, donde el autor se hace, una y otra vez, otro.
El visitante se encontrará una exposición articulada como un espacio de pliegues, dobleces, bordes, escondrijos o bifurcaciones entre las que un autor se reinventa, frente o desde una manera germinal, absurda, ofensiva, ensoñada, romántica o grotesca, y se enfrenta a las posibilidades casi infinitas de producir historias dibujadas.
Acto ideológico
Ray Smith no entiende el dibujo como una herramienta de investigación que influya sus obras futuras. No busca una idea, sino que para él el dibujo en sí es la idea. Dibujar es ya un acto ideológico que genera una velocidad mental que tiene sus propias reglas en diálogo con los soportes donde se aplica. El dibujo para el artista es la obra final y no un estudio de otra obra, ya que halla la grandeza del dibujo con gran facilidad, como quien ejercita una escritura japonesa, o como un ejercicio cartelístico del pasado, como revival.