Picasso. Memoria grabada hace un recorrido por los grabados e ilustraciones de Pablo Picasso, a los que se dedicó apasionadamente desde que a los 18 años realizara El Picador y hasta el final de su vida con la serie Los 347.
La exposición incluye la serie completa de 13 grabados sobre el Conde de Orgaz del Greco, uno de los grandes inspiradores de Picasso. Y la serie que hizo en Niza, entre los años 46 y 47, con los Faunos y la mujer como motivos principales.
Picasso desarrolló intensamente su faceta como grabador, llegando a crear más de dos mil obras. Tuvo contacto con esta técnica desde sus inicios. En 1899 realiza su primer grabado, la imagen de un picador que sostiene la pica con la mano izquierda, y cinco años después hace le Repas Frugal, un aguafuerte que marcaría el inicio real de su actividad como grabador. En este comienzo fue asesorado por su amigo, el pintor y grabador Ricard Canals, artista español también afincado en París, que le introdujo en la técnica del aguafuerte.
A partir de este momento empieza una etapa en la que, con gran entusiasmo, explora y experimenta las diferentes técnicas de la estampación. A lo largo de su extensa carrera nunca dejó de indagar en todas las posibilidades que le ofreció el grabado. Así logró profundizar en casi todas sus variantes: aguafuerte, punta seca, litografía, aguatinta…
Clásicos de la literatura
En el año 1913 se editó Saltimbanquis, una serie que comprendía obras de los periodos azul y rosa que Picasso había realizado entre 1904 y 1906. Esta suite está compuesta por 15 estampas de gran valor artístico. La década de los 30 marca un punto de inflexión, cumple con varios encargos de ilustraciones sobre obras clásicas de la literatura. A petición del marchante Ambroise Vollard ejecuta la ilustración de la obra de Honoré de Balzac Le chef-d´oeuvre inconnu, que se publicó en 1931.
Por ese tiempo, Albert Skira ya le había encargado recrear las ilustraciones para las Metamorfosis de Ovidio, un libro compuesto por 30 grabados. Entre 1930 y 1937 realiza lo que se ha considerado como una de sus obras cumbres, La Suite Vollard, una nueva serie encargo del marchante. Entre los años 40 y 50, Picasso continúa con su enorme capacidad de trabajo y plasma las magníficas ilustraciones de Buffon (1942) y La Tauromaquia (1959).
Pero si hay que destacar una fecha, esa es la de 1968, cuando el artista realiza 347 grabados en menos de 200 días. Es entonces cuando crea la que sería su última ilustración literaria, La Celestina, obra clásica de la literatura española.