En 1913, Stravinsky estrenaba La consagración de la primavera, un ballet coreografiado en su primer montaje por Vaslav Nijinsky. El Théâtre des Champs-Élysées de París acogía su primera representación, provocando tal rechazo entre el público que en su segundo acto hubo que contener a los espectadores.
Más de cien años después, el coreógrafo cántabro Alberto Pineda lleva a las tablas su particular visión de aquel espectáculo, iniciando así la andadura de su compañía de danza.
La que fuera una obra revolucionaria por sus innovaciones en armonía, ritmo y timbre cuenta la historia del rapto y sacrificio pagano de una doncella al inicio de la primavera que debía bailar hasta su muerte con el fin de obtener la benevolencia de los dioses al comienzo de la nueva estación.
En 2004, Thomas Grube y Enrique Sánchez Lansch llevaban a la gran pantalla el documental ¡Esto es ritmo!, en el que retrataban el primer proyecto pedagógico de la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Sir Simon Rattle, por el cual un grupo de 250 jóvenes ajenos hasta ese momento a la música clásica lograban bailar tras un intenso ensayo esta pieza clásica.
La propuesta de Pineda destaca por una estética innovadora que convierte este nuevo montaje en un espectáculo atemporal y permanente, efímero y cíclico. Sus seis intérpretes, Pablo Venero, Beatriz Sales, Rebeca García, Rebeca Díez, Iván Rey y Ana Belén Abascal, de blanco sobre fondo negro, revitalizan a través de la coreografía contemporánea de Pineda un clásico vigente en nuestros días.