A lo largo de su carrera, que abarca más de medio siglo, el pintor ha recurrido en distintas ocasiones a un procedimiento que remite a los orígenes de la modernidad, desarrollado a partir del impresionismo y los movimientos que precedieron las vanguardias europeas: la serie. Katz ha estado interesado desde siempre por la moda y los rasgos de estilo de su época, característica que se refleja en estos trabajos recientes, donde elige como elemento común un complemento femenino, un sombrero rojo.

Alex Katz. Red Hat (Alba), 2013. Oil on canvas. 213,36 x 152,40 cm.

Gracias al sombrero rojo, el pintor indaga en las posibilidades plásticas de la figura en primer plano ante un fondo neutro como ya hiciera en los 90 con el conjunto de retratos Man in White Shirt, de los que se mostró una selección en el anterior espacio de la galería.

En el estudio

En Red Hat, el visitante puede descubrir las distintas fases de elaboración de las pinturas de Katz, lo que le permitirá ir siguiendo los pasos que dan lugar a la obra final desde los bocetos, ya sean estudios sobre tabla en los que toma apuntes del natural y fija las pautas de cromatismo e iluminación, o dibujos a carboncillo en los que determina con trazo decidido y sutil las características básicas de la modelo, constituyendo los estadios más espontáneos de su producción por su naturalismo y ligereza.

Para llevar estas líneas y elementos descriptivos a composiciones de mayor formato recurre al método tradicional del cartón, dibujos de mayor tamaño que traspasa a la superficie del lienzo mediante estarcido de pigmento siena sobre los contornos perforados, lo que implica una depuración formal que está en la base de un estilo inconfundible que le permitió distinguirse de sus coetáneos en un momento en el que la pintura norteamericana se encontraba en la encrucijada del Expresionismo Abstracto y la respuesta que se le dio desde los postulados del Pop Art.

Las obras expuestas reflejaban el trabajo que el pintor ejecuta en su estudio, inmerso en la cotidianidad de la gran ciudad, abandonando así las estancias veraniegas de su casa de campo y los paisajes de flores, que se expusieron en la anterior muestra que la galería dedicó al artista. Katz siempre ha confesado su interés por captar la belleza de lo que le rodea, ya sean sus familiares y amigos más cercanos o el círculo de la intelectualidad y el mundo del arte de Manhattan, capturando con elegancia los ambientes distendidos que comparte con sus modelos como si se tratara de un fotograma de su diario personal.