Un encuentro en enero de 2011 de la coreógrafa con Maywa Denki, colectivo de artistas japoneses que navega por un universo de objetos animados mezclando tecnología, burla y refinamiento, y sus contactos con NAO, el robot humanoide, le impulsaron a explorar y coreografiar esta relación entre hombres y mecánicas digitales.
La obra está guiada por múltiples cuestiones, como ¿puede una máquina reemplazar un ser vivo? ¿Son los robots capaces de gestionar la vida cotidiana?
Para ello, en esta pieza coral, ocho bailarines activan los instrumentos musicales de Maywa Denki y la música del español Tao Gutiérrez. El paso de los autómatas al robot reside en los circuitos electrónicos conectados a la forma humanoide. Lejos de ser una anécdota, la incursión de varios robots NAO en el espectáculo plantea con sensibilidad y emoción la posibilidad de intercambiar hombres y máquinas.
Hombres-máquinas, autómatas electromecánicos, robots programables conllevan diferentes formas de relacionarse con el mundo, diferentes etapas de esa evolución. Robot explora la fase más actual de sus interacciones de manera divertida y poética. A lo largo del día cualquiera interactúa con decenas de máquinas más o menos automáticas, más o menos electrónicas, más o menos pensantes, que reflejan sus gustos y actos.