La Odisea está marcada por el mismo esquema de otros espectáculos como Lazarillo de Tormes, El Quijote o El Evangelio de San Juan. Todos ellos son obras clásicas que El Brujo ha utilizado de base, extrayendo sus valores, para realizar una lectura renovada. Para ello utiliza un esquema sencillo que hace de la obra un espectáculo directo, vivo, popular, en un constante manejo del humor como conductor del relato.
Rafael Álvarez ‘El Brujo’ ha sostenido una línea de trabajo durante años marcada por un estilo propio en el que el «actor solista» es el único protagonista, que está basado en la tradición europea que se remonta a los juglares antiguos.
Esta obra clásica renovada sorprende al espectador al mezclar el simbolismo del mundo clásico con una crítica a los poderes actuales y, además, incorpora música en directo de instrumentos antiguos que remiten al contexto musical de Oriente, Turquía, Bizancio y la India.