Kiss & Cry es un original espectáculo en el que se funden el cine, la danza, el teatro, las palabras y las manualidades, donde los sensuales movimientos y encuentros entre las manos desnudas que eclipsan la escena se presentan como los verdaderos protagonistas de la pieza. Kiss & Cry ofrece un nuevo lenguaje, una nueva forma de contar una historia que derriba las fronteras que existen entre los diferentes géneros artísticos. El mágico nanomundo de esta obra se presenta, ante los ojos del público, único y diferente cada función.
“¿Dónde va a parar la gente cuando su recuerdo se desdibuja en nuestra memoria?”. Esta pregunta ronda la mente de una anciana mujer que espera sola en el andén de una estación de tren, mientras piensa con melancolía y ternura en todas las personas que han desaparecido de su vida. Personas que un día conoció y a las que ya nunca recuerda. Personas con las que ha soñado. Personas que ya no tiene cerca por un golpe de mala suerte. Personas con las que estuvo durante un tiempo y de quienes se separó a causa de la desidia o el desencanto. “¿Dónde están?”, nos preguntamos también nosotros. “Perdidas en los profundos recovecos de la memoria”, concluye una voz en off en Kiss & Cry. Con ella, el baúl de los recuerdos se destapa a través de un sutil cuento en miniatura, cargado de diversión y bellas imágenes.
Coreografía con los dedos
Kiss & Cry muestra una coreografía realizada mediante movimientos de manos y dedos, la proyección de una película y la exposición en vivo del proceso de creación de dicho filme… todo al mismo tiempo. Sobre el escenario conviven armónicamente diferentes códigos y disciplinas: realidad, presencia escénica y un registro sensorial altamente evocador. He aquí una puesta en escena atípica donde las manos y los dedos danzantes se juntan, se acarician y se deslizan entre casas de muñecas y figuras en miniatura, en un juego hipnótico de nanodanza (como así lo define la propia compañía), que descubre a la audiencia un trabajo fuera de lo común y de una precisión absoluta.
El montaje, fruto del encuentro entre dos de las figuras más inquietas de la escena europea contemporánea, el cineasta Jaco Van Dormael (galardonado en Cannes en dos ocasiones) y la coreógrafa Michèle Anne De Mey, llega a España tras la calurosa acogida que ha recibido por parte del público y la crítica a nivel internacional desde su estreno absoluto en 2011. El periódico Télérama la elogiaba como “uno de los trabajos más sorprendentes, inventivos y cambiantes que se pueden ver a nuestro alrededor”, mientras que Le Monde destacaba: “Genera puro placer, sobre todo, porque las imágenes, ya sean oníricas o divertidas, son excepcionales”. La Libre Belgique, por su parte, la calificó como “pura magia, pura alegría”. Algo que también corroboró el crítico de Utopia Park al destacar que Kiss & Cry “es la interpretación más mágica que he visto en mucho mucho tiempo”.
Un espectáculo interdisciplinar
Kiss & Cry consigue derriba las fronteras entre las diferentes disciplinas artísticas y nos presenta una representación diferente cada día, convirtiendo cada función en una experiencia única. El trabajo está basado en la creatividad que surge de la colaboración entre diferentes artistas interdisciplinares: el resultado es la fusión de ideas, desde bellas nanodanzas interpretadas por manos que bailan como si de dos cuerpos entrando en contacto se tratase, hasta pequeños sketches y secuencias oníricas que se suceden sobre las tablas junto a historias y deliciosos recuerdos de la infancia perdida.
La cámara observa y transforma este movimiento en vivo ante la atenta mirada del público. Kiss & Cry es un instante puro de magia que nos traslada a través de un nuevo y original paisaje poético. Así, los recuerdos de los amores pasados de una mujer mayor reviven en un mágico mundo en miniatura. La amable y melancólica historia se desdobla frente al público a través de la danza y de una película creada in situ, mientras que unos dedos danzantes extremadamente expresivos toman el centro del escenario.
Sin duda, la coreógrafa Michèle Anne De Mey y el director de cine Jaco Van Dormael le han dado rienda suelta a su imaginación con esta pieza. El mundo en miniatura proyectado sobre el escenario que le da forma a esta nanorepresentación logra capturar cada pequeño matiz de la emoción humana. Y el público tiene además la oportunidad de seguir, paso a paso, el making off de una película creada en vivo ante sus propios ojos. Los decorados y los objetos en miniatura, cuidadosamente fabricados de forma artesanal, son una guinda brillantemente contagiosa.