Tradicionalmente, de forma espontánea, algunos cuadros han ido revelando el trasfondo que contienen las pinturas. Son las huellas de lo que se suele llamar «petimenti» o «arrepentimientos», cuyo testimonio ha sido siempre muy útil para descubrir el proceso de la creación de un cuadro.
Desde otro lugar, tanto Octavio Paz como Neruda o Sábato son algunos de los autores que en sucesivas ediciones introdujeron cambios y correcciones, llegando en algunos casos a incluir versiones de sus obras anteriores. Este comportamiento plantea interesantes cuestiones sobre el propio proceso creativo y si éste termina con el libro, o si puede continuar a lo largo del tiempo e irse reflejando en las distintas ediciones de un libro.
El proyecto de esta exposición está concebido como un esfuerzo preparatorio y no concluyente donde se desafía la certidumbre de la exposición «retrospectiva» como acontecimiento, desde su promoción hasta su instalación.
Rearticular obras
La puesta en escena de una exposición «retrospectiva» es el principio organizador del proyecto, utilizando Paneque esta invitación a exhibir en el CAAC como una oportunidad para establecer asociaciones entre piezas dispares y el contexto local, una forma de rearticular obras ya realizadas y otras nuevas producidas especialmente para esta ocasión.
Como el propio artista asegura, «mi trabajo nunca funciona en aislamiento, sino que encuentra su sentido o su interés en el diálogo permanente con otras obras, contextos e historias. Funciona como un palimpsesto que al mismo tiempo resguarda el trazo de un trabajo anterior y propone una nueva composición, oscilando entre la repetición inescapable y la especulación sobre lo que se ha omitido. Suelo partir de una curiosidad antropológica para mantener a lo largo del proceso una visión fragmentada en suspenso, abierta a la reactivación de la memoria mediante la imaginación y la reinterpretación».
Contextos relacionados
La muestra está dividida en dos partes, que diferencian dos contextos distintos. La primera, sin un planteamiento cronológico o lineal, da importancia a una trama que funciona como un conjunto de intersecciones y de solapamientos de obras y técnicas de diferentes periodos, explorando desde una perspectiva contemporánea la clásica idea de memento mori, símbolo de la fugacidad terrenal, junto a la naturaleza y valores de la creación de un objeto artístico.
La segunda parte de la exposición reúne obras (pinturas y dibujos), objetos, reliquias y material para un posible filme sobre el artista sevillano Miguel Pérez Aguilera, maestro de las vanguardias locales. Este segundo relato puede ser complementario de lo ya visto en un principio, o una reformulación de la primera parte circulando alrededor de las lógicas del mito.