Tal y como destaca Pablo Jiménez Burillo, director general del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, «Pontormo es un artista del Renacimiento que no quiere ser clásico y que quiere imponer un estilo personal. Un creador que reúne todas las características del prototipo de un artista moderno -antisocial, solitario, convencido de tener una verdad trascendente que lo justificaba todo, lleno de una enorme de intensidad y de un afán por encontrar procedimientos nuevos- y con un dibujo, que visto hoy en día, sigue manteniendo una enorme intensidad. Esta exposición es una manera insólita de acercarnos al pasado a través de un artista que nos resulta muy próximo».
Por primera vez en España
Coincidiendo con el 520 aniversario del nacimiento del artista, esta muestra recoge, por primera vez en España, una cuidada selección de 70 obras, procedentes en su mayoría de la Gallería degli Uffizi de Florencia, además de otros prestigiosos museos europeos, como la Staatliche Graphische Sammlung de Múnich o la Albertina de Viena. De forma paralela se presentará a partir de marzo, en el Palazzo Strozzi de Florencia, una exposición sobre Pontormo y su amigo Rosso Fiorentino.
La muestra incluye 60 dibujos que recorren todas las etapas vitales de Pontormo y que están acompañados por otras nueve obras de otros grandes artistas como Durero, Lorenzo di Credi, Poussin o Tiepolo, lo que permitirá comparar la forma de dibujar de estos y el gran artista florentino.
Además, por primera vez se presenta fuera de Italia su Diario, que se ha conservado en la Biblioteca Nazionale Centrale de Florencia. En este escrito realizado en los dos últimos años de su vida, el artista redacta y esboza pequeños dibujos sobre sus obsesiones, sus rutinas, y su deseo de encerrarse a dibujar, convirtiéndose en testimonio del mito de Pontormo como artista maldito.
Alma torturada
La obra sobre papel concentra la esencia de su alma torturada. A través de este medio, Pontormo exploraba ideas y buscaba objetivos para obras más ambiciosas, aunque la grafía también servía al artista para expresar sus sentimientos y como medio de relajación.
La técnica que el artista utilizaba es, sobre todo, el lápiz negro y el rojo, casi siempre con tiza blanca; aunque también experimenta con la pluma, el bistre y la aguada. Para sus dibujos más acabados utiliza preferentemente la sanguina.
Pontormo experimenta con diferentes maneras de dibujar, algo que había aprendido de los grandes maestros del Renacimiento italiano. Junto a Leonardo da Vinci aprendió a apreciar el dibujo como un ejercicio de creación privada, en el que el artista podía expresarse con mayor libertad. Su contacto posterior con Piero di Cosimo le enseñarán a realizar ejercicios de imaginación y fantasía.
De forma paralela conoce las estampas de Alberto Durero, influencia que aparece en los estudios preparativos para La Crucifixión. Posteriormente compartirá sus primeros encargos públicos de importancia con Andrea Sarto, que será el que influya en su obra. Y finalmente, durante su última etapa, y en relación con los trabajos para la Iglesia de San Lorenzo, asimila a través del dibujo una monumental espiritualidad miguelangelesca.
Diferentes etapas
Pontormo. Dibujos recoge dibujos de todas las etapas del artista, desde sus trabajos de aprendizaje en torno a Poggio a Caiano (1519-1521), hasta sus últimas obras para la Iglesia de San Lorenzo en Florencia (1545-1556). Entre medias destacan los dibujos preparatorios para las obras de la Cartuja del Galluzzo (1522-1525) y sus trabajos en torno a la Capilla Capponi, en la Iglesia de Santa Felicita (1526-1530).
Los trabajos para la Iglesia de San Lorenzo tienen mayor protagonismo en la exposición. Cosme I de Medici le encargó un conjunto de frescos que contuviera siete escenas del Antiguo Testamento y una del Nuevo, un trabajo que comenzó en 1545 y se prolongó hasta su muerte. Los dibujos de esta etapa muestran distintas versiones de la misma historia y son tratados por el artista como composiciones aisladas. Desde el punto de vista plástico, en ellos se percibe el manierismo extremo alcanzado en la última etapa de su vida.
De forma paralela a la preparación de estos últimos dibujos, Pontormo redacta, entre 1554 y 1556, un minucioso diario, en el que recoge sus rutinas diarias, además de anécdotas y su miedo a la muerte, su profunda espiritualidad o su deseo de expresar su alma a través del lápiz y el papel.
Interés por el dibujo
Al contrario de lo que ha sucedido históricamente en nuestro país, la Fundación Mapfre siempre ha dedicado una especial atención al dibujo. De hecho se trata de la única institución española cuyas colecciones artísticas están centradas exclusivamente en la obra sobre papel y que realiza, de forma sistemática, exposiciones centradas en el dibujo.