Aitor Hevia, Cibrán Sierra, Josep Puchades y Helena Poggio confiesan que la propuesta vino de Antonio del Moral, el programador del ciclo. Llevan desde septiembre, incluso antes, preparando todas las obras, analizándolas compás por compás, y están, además de agradecidos, muy motivados ante la idea de enfrentarse a estos tres grandes genios. “La relación entre Haydn y Mozart es evidente simplemente porque comparten la época clásica y, por tanto, lenguaje y estructura. Es muy interesante analizar el diálogo entre ellos y comparar cómo con las mismas herramientas tienen su propia voz en cada uno”, afirma Helena Poggio, la violonchelista de la formación.
«Además, con Haydn y Mozart hemos vivido desde que somos niños y están más cercanos a nuestro lenguaje. Sin embargo, con Kurtág eso no sucede. Es un compositor vivo y su música es muy libre. En el sentido rítmico, por ejemplo, es muy compleja y con muchas indicaciones que te hacen pensar que tienes que ir mucho más allá. Experimenta mucho con las sonoridades y le gusta mucho el juego sonoro, del silencio, utiliza tres ‘p’, cuatro, cinco… «, apunta.
Compositores arriesgados
El cuarteto reconoce que desde la perspectiva del oyente actual, Kurtág se ve como un compositor vanguardista y Mozart y Haydn como clásicos, sin embargo, “tanto los opus 20 como los seis cuartetos que Mozart dedicó a Haydn fueron obras de una vanguardia extraordinaria para el momento de la misma manera que Kurtág lo es hoy”.
“Estamos ante tres corpus musicales que son tres ejercicios de creación muy arriesgada, muy evolucionada para el momento en que se hicieron y que, al mismo tiempo, vuelcan lo más íntimo y poético de su lenguaje artístico. Los tres compositores son paladines del concepto de cuarteto de cuerda como laboratorio musical”, afirma Cibrán Sierra, segundo violín del cuarteto.
“Al ponerlos juntos podemos compartir con el público que la música de Haydn y la de Mozart no es un ornamento, no es una música decorativa o simplemente bonita. Es muy vanguardista, muy arriesgada, porque los cuartetos de Mozart representan un ejercicio de vanguardismo extraordinario y como tal queremos presentarlo al público de Madrid”.
La complejidad de Kurtág
György Kurtág (Rumanía, 1926) es heredero de Béla Bartók, Alban Berg, Olivier Messiaen y hasta del propio Johann Sebastian Bach. En su obra está muy presente el folclore de su país, los cambios y el silencio. Su música es íntima y poética, sugerente y tremendamente complicada.
Para Aitor Hevia, una de las grandes dificultades a la hora de abordar la obra de Kurtág es su lenguaje, su escritura musical. “Muchas veces hemos tenido que apurar nuestros recursos expresivos para poder comprender lo que estaba escrito en la partitura y para poder llegar a plasmarlo, sobre todo, en el sonido. La escritura es muy poco tangible y muchas veces te das cuenta de que lo que indica la partitura es prácticamente imposible de llevar a cabo. Es más bien un ejercicio de imaginación poética musical”. Josep Puchades está de acuerdo: “Se requiere mucha madurez para abordar una obra así, pero también mucha imaginación porque si te dedicas solo a dar las notas lo que sale de ahí no es atractivo”.
Aunque en el último año no han podido trabajar con el compositor por su avanzada edad, sí han recibido clases magistrales con él y han podido conocer de primera mano su personalidad artística y su manera de pensar, gracias a la que pueden imaginar el nivel de exigencia y de sutileza que requiere su música. Entre todas las obras, varios estrenos en España y en concreto, el de una obra para cuarteto basada en un fragmento de su última ópera a partir de Endgame, de Samuel Beckett.
Próximos proyectos
Después del éxito de su último trabajo, (R)evolutions, con obras de Schönberg, Berg y Webern, el Cuarteto Quiroga se meterá en los estudios para grabar, también para Cobra Records, un álbum con el opus 51 de Johannes Brahms. El Cuarteto grabará otro disco para Harmonia Mundi con obras de Enrique Granados y Joaquín Turina junto al pianista Javier Perianes.