Verdi y Wagner proyectan su sombra sobre la segunda mitad del siglo XIX y abren líneas que llegan hasta la actualidad. El primero hereda la tradición italiana de Rossini, Bellini y Donizetti y la sublima restringiendo el uso de los ornamentos y potenciando el aspecto dramático de la música.
Por su parte, Wagner busca una identidad propia en la lírica que la diferencia de la escuela italiana, rechazando el belcantismo, creando un nuevo concepto de espectáculo teatral y adentrándose en regiones armónicas y formales que avanzan hacia lo que él llama la melodía continua.
Boadella utiliza fragmentos de estas composiciones para rendir un merecido homenaje a los dos músicos mostrando al público que las diferencias entre ambos genios no eran tantas. Para ello se vale de un elenco formado por María Rey-Joly, Elvia Sánchez, José Manuel Zapata, Antoni Comas, Luis Álvarez, Borja Mariño y Jesús Agelet.
Enfrentamiento
El propietario de la taberna-restaurante El pimiento Verdi es un gran aficionado a la zarzuela y a las óperas de Verdi, por lo que organiza una cena homenaje para celebrar el 200 aniversario del nacimiento del gran compositor italiano. Con el fin de amenizar la velada mediante fragmentos de sus óperas, ha invitado a la cena a una soprano y a un tenor que son también asiduos clientes.
Pero la cena tranquila se frustra al estar presentes otros cantantes afines a Warner que reclaman homenajear al compositor alemán cuyo aniversario coincide precisamente con el de Verdi. Estos reivindican a Wagner como un genio más profundo y menos pachanguero que el italiano.
Este será el detonante de este rifirrafe musical entre los dos bandos. El tono del enfrentamiento se eleva considerablemente cuando aparece la cuestión nazi-antisemita de Wagner en oposición al Nabucco-sionista de Verdi. Aterrado por el ardor de la pugna, el propietario del restaurante induce a ambas partes a convenir una situación de consenso.
El resultado del pacto pasa por improvisar sobre la marcha un típico argumento wagneriano con los personajes más carismáticos de sus óperas, pero expresando las pasiones líricas a través de las partituras de Verdi. Algunos de los fragmentos cantados pertenecen a las óperas El Trovador, La Traviata, Rigoletto, Otello, Nabucco, Aida, La fuerza del destino, Don Carlo, Tristán e Isolda, Tannhäuser, Sigfrido, Lohengrin, Las Walquirias o Parsifal, entre otros.