Partiendo de la recuperación de la obra de la fotógrafa Piedad Isla (Cervera de Pisuerga, Palencia, 1926 – Madrid, 2009), la muestra agrupa el trabajo de otras cinco fotógrafas españolas en activo, nacidas entre 1952 y 1974, que abordan a través de sus obras la reflexión sobre el papel de la memoria, tanto en el ámbito de la intimidad familiar como de la memoria colectiva, tanto en un sentido personal como social.
Por su propia naturaleza, debido a su capacidad para capturar imágenes de la realidad en su aquí y ahora, la fotografía constituye un medio que apela al espectador sobre la conciencia de la fugacidad de las cosas. Las obras de estas autoras parecen, con sus particularidades estilísticas y conceptuales, abordar esta conciencia de la fotografía sobre el paso del tiempo, sobre la necesidad de recordar y sobre la amenaza del olvido que se cierne sobre lo que alguna vez existió.
Si la obra de Piedad Isla se dirige a una mirada vitalista y afable de la realidad de la España rural de la posguerra y, en concreto, de su ámbito local más próximo, la Montaña Palentina, las fotógrafas restantes se ocupan del recuerdo de la historia bélica de nuestro país, en los casos de las fotografías de Ana Teresa Ortega (Alicante, 1952) y de Rosell Meseguer (Cartagena, 1976); de la memoria, explícita o tácita, de su propia identidad familiar, como ocurre en las obras de Beatriz Ruibal (Pontevedra, 1966) y Pilar Beltrán (Castellón, 1969); y de la familia y de sus avatares como el síntoma de un diagnóstico social netamente melancólico en el caso de Linarejos Moreno (Madrid, 1974).