Offenbach cuenta en esta ópera las aventuras y desventuras amorosas de E.T.A. Hoffmann partiendo de algunos de sus cuentos fantásticos. Así es como el escritor alemán se convierte en protagonista de la ópera, recordando o imaginando a las tres mujeres de su vida encarnadas en una, Stella, entre la embriaguez y el delirio, mientras recorre el camino de la redención, sublimando el desamor y el desconcierto a través del arte.
Sin embargo, como bien explica Christoph Marthaler, «no solo es una obra sobre su historia, ya que él es solo un símbolo, una persona que atraviesa una crisis, una persona que bebe mucho y que tiene tres mujeres. Lo más importante de la obra no es que sea un artista (aunque también hable de la crisis del arte) sino que se trata de una persona».
«Esta obra tiene cientos de posibilidades para el lector. Por ejemplo, una de las mujeres de la ópera, Antonia, me recuerda a Edgar Allan Poe, pero a otras personas puede evocarle a otras artistas más actuales que han muerto por cantar, como Amy Winehouse. Cada espectador puede llevar esta obra a su terreno y por eso creo que es bastante única», apunta Marthaler.
Peripecias de una obra
Offenbach murió en 1880 dejando inacabada la partitura. De ella finalizó solamente la versión para canto y piano de los cuatro primeros actos, sin la orquestación, y parte del epílogo, lo que ha dado lugar a diferentes versiones a lo largo de la historia, más o menos ligadas al libreto original. Estamos, en el caso que nos acontece, ante una versión inédita más cercana al mismo ideada por Sylvain Cambreling.
«Han circulado muchísimas versiones de la obra que han afectado a su estructura. Lo primero que quiero decir es que Offenbach no es muy conocido, pero es un genial compositor y si hemos decidido hacer esta obra es precisamente por su música. Offenbach está a la altura de grandes compositores de ópera y citaría especialmente a Berlioz», apunta Cambreling para explicar, acto seguido, que el compositor dejó muchas partituras escritas dirigidas a esta pieza y eso ha condicionado que se hayan sucedido diferentes versiones.
En 1881 se estrenó una versión muy reducida. Años más tarde aparecieron nuevas partituras originales y se compuso una nueva. Cambreling la ha llevado a escena en cuatro ocasiones, la primera en Bruselas con Mortier, basándose en la primera versión, cuando aún no se conocían varios «descubrimientos» en torno a ella y, «por supuesto», sin que se hubiera encontrado todavía la partitura original, que hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional en París. Para esta producción ha querido acercar la escenografía al libreto original y ha tratado de restablecer el orden de las escenas.
Inspirada en el CBA
La producción ha contado además con la escenógrafa y figurinista Anna Viebrock, que se ha inspirado en algunos de los espacios del Círculo de Bellas Artes de Madrid, como el salón de columnas, la sala de billares, los talleres, etc.
«Gerard Mortier me llevó al Círculo. Sabía que me gusta visitar los sitios: hacer fotos, hacer bocetos, dibujar… Sabe que me gusta hacer viajes, sabía que son muy importantes para mí y por eso me llevó al CBA, que ha sido muy importante en este proyecto. Fuimos primero al café-restaurante. Vi esos cuadros y esa estatua de mujer de mármol como símbolo de deseo. Luego recorrimos diferentes salas, que han servido como punto fuerte de inspiración. Quizás uno puede preguntarse qué tiene que ver el CBA con Hoffmann, pero ese es el toque surrealista que le hemos querido dar», afirma Viebrock.
En los dos repartos de la ópera destacan los tenores Eric Cutler y Jean-Noël Briend (que se alternan en el papel titular), las mezzosopranos Anne Sofie von Otter y Hannah Esther Minutillo (que comparten los personajes de La Musa y Nicklausse), las sopranos Measha Brueggergosman (Antonia y Giulietta) y Ana Durlovski (Olympia), el bajo-barítono Vito Priante (Lindorf / Coppélius / Dr. Miracle / Dapertutto), el tenor Christoph Homberger (Andrés / Cochenille / Frantz / Pitichinaccio), el bajo-barítono Jean-Philippe Lafont (Maítre Luther / Crespel) y la actriz Altea Garrido (Stella), entre otros.