De este modo se ofrece al público una amplia aproximación a uno de los grupos más longevos del siglo XX, integrado por Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood.
Comisariada por Fernando Castro, crítico de arte y profesor de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid, en la muestra colaboran también otras instituciones como el IVAM y Magnum Photos, así como coleccionistas particulares.
Grandes fotógrafos
La exposición dedicada a The Rolling Stones rinde también homenaje a una generación de fotógrafos que fijaron su mirada en la cultura del rock & roll y que siguieron a la banda británica en distintos momentos de su trayectoria musical, contribuyendo a la construcción colectiva de un mito.
El recorrido por la muestra permite disfrutar de la obra de Ebet Roberts, Barrie Wentzell, Michael Putland, Bob Gruen, Gus Coral o Guy Le Querrec o Rene Burri.
Las instantáneas ofrecen un análisis de la presencia icónica de la banda con imágenes durante sus conciertos, ensayando, posando ante las cámaras, junto a carteles, momentos en el backstage, imágenes de las muchedumbres y de las calles durante las giras, así como con personajes célebres como John Lennon y Yoko Ono, Bruce Springsteen, Bob Dylan, Iggy Pop, David Bowie, Eric Clapton, Tina Turner o Andy Warhol, entre otros.
Junto a las fotografías, la muestra recoge los diseños de algunas de las carátulas de sus discos.
La potencia de los Stones
Sympathy for the Stones permite también revisar la potencia de los Stones en los escenarios, así como momentos estelares de su trayectoria a través de fragmentos de las películas documentales Gimme Shelter, centrada en el trágico concierto de Altamont en 1969 y en el que un joven fue asesinado durante la actuación del grupo; Sympathy for the Devil, dirigido por Jean-Luc Godard en 1968, que refleja la revuelta política de final de los sesenta; y Shine a Light, en la que Martin Scorsese recoge los conciertos en el Beacon Theatre de Nueva York en el otoño de 2006.
La muestra también incluye la obra Swingeing London III, del artista contemporáneo Richard Hamilton, una obra cedida por el IVAM e inspirada en la detención de Mick Jagger por posesión de drogas; reproducciones de grabados que Andy Warhol realizó a partir de las fotografías que él mismo le hizo a Mick Jagger (Warhol también fue el autor de la portada para el álbum Sticky Fingers); y trabajos de Avelino Sala, artista plástico que ha realizado una serie de collages específicamente para esta muestra.
Mucho más que rock & roll
Cuando The Rolling Stones comenzaron a tocar conciertos en Londres en 1962 era difícil imaginar que una banda de rock duraría tanto tiempo. ¿Qué podía ser más efímero que el rock & roll, la última moda adolescente?
En aquel año, la formación inicial de la banda la componían Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones y Ian Stewart. Bill Wyman y Charlie Watts se unieron formalmente en enero de 1963, y Stewart abandonó oficialmente la banda en mayo de ese año, a pesar de que continuó como road manager de los Stones.
Por su amplia trayectoria musical, The Rolling Stones forma parte de la historia de la música y, en concreto, de la historia del rock. No sólo fueron rompedores en sus inicios, sino que han ejercido, y aún lo hacen, una gran influencia en la música posterior. Cada álbum que realizaron en la década de los setenta es esencial no sólo para la comprensión de la música de esa época, sino para la comprensión de la era en sí.
En su intenso interés por el blues y el R&B, los Stones conectaron con el público joven de Estados Unidos y en poco tiempo se convirtieron en sinónimo de la actitud rebelde de la época. Canciones como (I Can’t Get No) Satisfaction, Street Fighting Man, Sympathy for the Devil y Gimme Shelter capturaban la violencia, la frustración y el caos de aquellos años.
Para los Stones, los años sesenta no fueron una época de paz y de amor. En cierto modo veían confusa e inútil la filosofía de la psicodelia y la utopía. Los Stones siempre han sido pragmáticos y tenaces. Contra las infinitas promesas de los años sesenta del idealismo, los Stones entendían que «no siempre se puede conseguir lo que quieres». Durante estos años alcanzaron los primeros puestos en la listas de los mejores álbumes: Beggars Banquet (1968), Let It Bleed (1969), Sticky Fingers (1971) y Exile on Main Street (1972), todo con el productor estadounidense Jimmy Miller.
Cuando estaban trabajando en Let It Bleed, Brian Jones murió y la banda lo reemplazó por Mick Taylor, un guitarrista que añadió un nuevo elemento de sonido a la banda. Los álbumes Goats Head Soup (1973), It’s Only Rock ‘N’ Roll (1974) y Black and Blue (1976) dieron éxitos como Angie y It’s Only Rock ‘N’ Roll, y abrieron un periodo de transición con el guitarrista Ron Wood, que subió a bordo en 1975 para sustituir a Mick Taylor, aportando otro elemento clave para la evolución del sonido de la banda.
Más tarde, en 1978, el álbum Some Girls aceptó el reto del punk (When the Whip Comes Down) – cuya energía y actitud ya había definido una década antes a los Stones – y también se lanzaron al ritmo disco (Miss You). Tattoo You (1981) añadió los clásicos Start Me Up y Waiting on a Friend al repertorio de los Rolling. Con el lanzamiento de Steel Wheels en 1989, los Stones inauguraron la última fase de la ilustre carrera de la banda, con álbumes como Voodoo Lounge (1994), Bridges to Babylon (1997), A Bigger Bang (2006), Stripped (1995) y Forty Licks (2002).
El promotor musical Gay Mercader fue el encargado de traer por primera vez a España a la banda británica en un concierto el 11 de junio de 1976 en La Monumental de Barcelona. Ver al grupo más escandaloso del momento costó 900 pesetas por asistente, en un concierto que alcanzó un aforo de 11.000 personas.