La pianista y compositora Ariadna Castellanos, una de las figuras emergentes del flamenco, interpretará alegrías (Paco de Lucía), bulerías, rondeñas, tanguillos y temas propios, en consonancia con la luz sureña de las alfombras de Daniel Nicolay.
Para maximizar las sinergias de este diálogo entre la música y la pintura, las alfombras expuestas en el suelo de la galería se desplazarán a sus paredes, potenciando la capacidad interactiva del objeto artístico, su movilidad y su desdoblamiento multifuncional.
Ariadna Castellanos
Ariadna Castellanos nació en Madrid y comenzó a tocar el piano a la edad de seis años. Con 17 ganó una beca completa en la Guidhall School of Music de Londres, donde estudió el grado superior de piano clásico. El flamenco siempre fue su pasión, y cuando volvió a España trabajó con artistas como Niño Josele, Jorge Pardo, Agustín Carbonel ‘El bola’ y Jesús del Rosario, entre otros.
Es la única española que ha obtenido la prestigiosa beca presidencial del Berklee College of Music de Boston. Ha compartido escenarios con Paco de Lucia, Michel Camilo, Herbie Hancock o Richard Bona, y ha colaborado con artistas como Alejandro Sanz, Pepe de Lucía o Jorge Pardo. Ha pasado por festivales de jazz tan importantes como los de Monterrey, Puerto Rico, Clazz Mexico o del Kenedy Centre, además de tocar frecuentemente en los circuitos de jazz en Nueva York, donde ha residido hasta hace dos meses.
Su primer disco Flamenco en Black and White, editado por Universal y producido por Javier Limón, fue nominado a los Latin Grammys en 2013.
Daniel Nicolay
Poco a poco, las monumentales pinturas, decoraciones murales, lienzos, tapices, telones, muebles, alfombras y todo tipo de artilugios y soluciones decorativas de Daniel Nicolay (Peralta, 1960) fueron encontrando su lugar en el mundo mágico de la escenografía teatral.
En su juventud se dejó seducir por la experimentación de las vanguardias, participando en el universo volátil de la performance, el happening y el teatro. Corrían los eufóricos años ochenta y de ese ambiente febril recuerda especialmente el revuelo provocado por la película surrealista Frontón –El hombre navarro va a la luna-, en la que utilizó trajes de hígados de cerdo para su congelación, exposición y putrefacción.
Se aleja entonces de su Navarra natal y se instala en La Línea de la Concepción y viaja con frecuencia al norte de África, integrándose en el efervescente gueto de las artes plásticas marroquíes, escondido en las callejuelas de Tánger y en la medina de Tetuán, donde fija entonces su residencia.
Se muda a Barcelona, y de ahí a Buenos Aires. En su vida errática entre el Mediterráneo y el Atlántico, la pasión por el universo escénico lo lleva a recalar en el Teatro Real en 1997, cuando éste reabría sus puertas. La ópera, como confluencia de todas las artes, incluyendo música, drama, danza, pintura, escultura, videocreación o fotografía, estimula e alienta su creación.
Con esa visión escenográfica de la realidad, se inspira en espacios concretos, creando obras con nombre propio para su familia, amigos o compañeros. Sus piezas están entre el arte y la decoración, o en el encuentro de ambas, pero siempre pensadas para las personas en el gran teatro del mundo.
La exposición
Para esta primera muestra, Nicolay se ha circunscrito a motivos florales, exponiendo seis alfombras de pequeñas dimensiones, capaces de convivir en el espacio limitado de una galería de arte, en la que normalmente el suelo es invisible.
Para reforzar la mirada sobre las alfombras pintadas, el artista ha creado un espacio escenográfico, con fondo negro e iluminación escénica, muy vinculado al mundo teatral en que habita.
Las telas de algodón fueron sometidas a un tratamiento especial de imprimación, pintadas en vertical y posteriormente fortalecidas por un largo proceso de barnizado hasta adquirir la textura, contraste, brillo y color deseados.
Los motivos ornamentales elegidos se inspiraron en espacios y en personas concretas, de ahí su designación con nombres propios: Aurora, Carlos, Javier, Gracia, María y Sara. Pero las alfombras florecerán en armonía con sus nuevos espacios, recibirán de ellos otros nombres, y emanarán una luz distinta y un diferente perfume…