El director de escena y responsable de Comediants, Joan Font, es el artífice de esta producción, que se estrenó con éxito en 2011 en la Houston Grand Opera (EE.UU.). En esta ocasión contará con un doble reparto de cantantes. La Orquesta del Liceu será dirigida por el maestro Giuseppe Finzzi y el Coro por el maestro Peter Burian, quien debuta con este título en su nueva responsabilidad como director titular.
El escenógrafo y figurinista Joan Guillén ha dotado a esta producción de una estética que potencia los episodios divertidos que tiene de por sí esta ópera, que contiene arias muy conocidas por todos los públicos, de la mano de personajes universales como el barbero Figaro.
Comicidad vs. crítica
La acción, basada en la obra teatral de Beaumarchais Le barbier de Séville (1775) –con libreto de Cesare Sterbini– se sitúa en la Sevilla de la segunda mitad del siglo XVIII.
Beaumarchais había obtenido un gran éxito con la trilogía iniciada por Barbier y seguida con Le mariage de Figaro (1784) y La mère ocupable (1792), donde los mismos personajes son sorprendidos en diferentes momentos de sus vidas. La popularidad de estas obras dio lugar –entre muchas otras– a dos de las óperas más decisivas de la historia del género, Le nozze di Figaro de Mozart y esta otra.
La música juguetona de Rossini subraya genialmente la comicidad de las situaciones, pero relega la fuerte crítica que hacía grande el texto de Beaumarchais y que todavía se mantenía mucho o poco en Mozart.
La obertura que Rossini destinó a Il barbiere di Siviglia había formado parte de otras dos óperas del compositor, Aureliano in Palmira (1813) y Elisabetta regina d’Inghilterra (1815), con algunas modificaciones en lo referente a la instrumentación. A menudo se destaca con sorpresa que Rossini fuese capaz de trasladar una página destinada a crear un clima expresivo severo y serio a un contexto radicalmente opuesto.