Las obras son préstamos, y muchas de ellas llegan desde España, como los 21 cuadros del Museo del Prado, pero también de otros lugares como el Museo del Louvre, la Galería Degli Uffizi, el Metropolitan de Nueva York, la Galería Nacional de Arte de Washington y de colecciones privadas de Europa y Estados Unidos.
Patrocinada por la Fundación Banco Santader y otras fundaciones estadounidenses, como Highland Street, Familia Thompson y Fundación Samuel H. Kress, incluye, además, alrededor de 60 grabados y dibujos de la colección del MFA, una de las más importante del mundo. Muchas de estas obras no se han mostrado al público en los últimos 25 años.
Pintor de reyes
Goya trabajó con igual destreza la pintura, el dibujo y el grabado, fue el retratista elegido por cuatro reyes consecutivos, pero también por aristócratas, estadistas e intelectuales. Vivió en un tiempo de revolución y radicales transformaciones sociales y políticas, fue testigo de cambios drásticos entre el ‘orden’ y el ‘desorden’, desde la relativa prosperidad al caos de la guerra, la hambruna, el crimen y el castigo.
La creatividad de Goya se puede apreciar en esta muestra, desde los elegantes retratos de cuerpo entero de la aristocracia española, a sus mordaces dibujos de ladrones y brujas grotescas, o su serie de Caprichos. Con una sensibilidad aguda a la naturaleza humana, el artista podía retratar la inocencia infantil de Manuel Osorio Manrique de Zuñiga (1788, Museo Metropolitano de Arte de Nueva York) o la aberración de El aquelarre (1797-1798, Fundación Lázaro Galdiano, Madrid).
Toros y retratos
Comisariada por Stephanie Loeb Stepanek, Frederick Ilchman y Russell W. Baker, el discurso expositivo de la muestra se estructura en ocho secciones que destacan los temas más relevantes que captaron la atención y la imaginación del genio. El primer apartado, Goya se mira así mismo, contiene un amplio grupo de autorretratos. Destaca el grabado del MFA El sueño de la razón produce monstruos, de su serie Caprichos (1797-99).
En la sección dedicada a la representación de las etapas de la vida de Goya, Estudios de la vida, la exposición explora cómo el artista transforma la observación de la fragilidad humana, creando alegorías sobre la vanidad y el paso del tiempo.
En la tercera sección, Juego y Caza, el proceso creativo de Goya se pone de manifiesto en representaciones de un juego popular en el que mujeres jóvenes tiran en una manta a un maniquí bien vestido; también explora las famosas imágenes de hombres dedicados a la caza y al toreo. En estas obras, que incluyen ejemplos de las series de grabados La Tauromaquia y los Toros de Burdeos, el artista celebra ambas actividades mientras también retrata sutilmente sus lados oscuros.
En la sección En equilibrio se muestra como la frágil relación entre el orden y el desorden, el equilibrio y el desequilibrio, es fundamental en la obra de Goya. El tema aparece de forma realista en imágenes que reflejan la impresionante fuerza de la naturaleza, figuras perdiendo su equilibrio y otras volando. El quinto apartado está dedicado a los Retratos, con los que el pintor obtuvo gran fama entre los años 1780 y 1790. Las pinturas del Duque de Alba (1795, Museo Nacional del Prado) y la Duquesa de Alba (1797, Hispanic Society), mostrados juntos por primera vez desde principios del siglo XIX, son magníficos ejemplos de sus retratos aristocráticos e ilustran a dos de sus mecenas más importantes.
Religión y poder
Otros Mundos, Otros Estados ofrece dos facetas de las exploraciones espirituales de Goya, su creencia en la religión cristiana y la superstición. Por otro lado, la conciencia de los eventos históricos más importantes impregnan la obra de Goya, que puso especial atención a las víctimas anónimas de los horrores de la Guerra o de la Inquisición, lo que que se muestra en Capturando la Historia.
La última sección de la muestra, Solo Goya, resume las características que establecen la grandeza del artista –explorando temas como las imágenes de Goya de enjambres de figuras humanas, así como su reflexión periódica sobre el concepto de la redención. El mismo artista que opinó sobre los abusos de la guerras también podía evocar los momentos más simpáticos y emotivos de la experiencia humana, como La última comunión de San José de Calasanz (1819, Colección de los Padres Escolapios). El retablo representa a José de Calasanz, originario de Aragón al igual que Goya, en su última gran obra religiosa –que visita Estados Unidos por vez primera en esta exposición.
Uno de los temas más resonantes que Goya aborda es el poder, encarnado por un personaje central: el gigante. Condicionado por los eventos de su día, particularmente por el rápido ascenso y la caída de las fortunas militares e institucionales, Goya explora cómo el poder no es necesariamente inherente, pero tiene un precio. El Coloso de Goya (1818), de la renombrada colección de grabados y dibujos del MFA, es uno de los más enigmáticos y cautivadores trabajos gráficos del artista, mostrando a una figura amenazante inmovilizada por la carga del poder.