La muestra presenta algunos de los célebres collages que Schwitters realizó entre las décadas de los 20 a los 40, sin solución de continuidad con muchos ejemplos de su labor en el campo del diseño gráfico y la tipografía, y tan diversos entre sí como libros, carteles, folletos publicitarios, revistas, anuncios para prensa, papel timbrado o modelos para impresos bancarios, comerciales o postales.
El visitante se va a encontrar con 10 collages realizados entre 1922 y 1947 y casi un centenar de impresos, que presentan la obra del artista como un cuerpo artístico tan pleno de contraste como de sentido. Ya que, por una parte, se encuentra el trabajo que puede calificarse de “artísticamente puro”, donde se recogen los collages y, en general, todo ese mundo de obras que Schwitters denominó “Merz”, un mundo creado y recreado por él a lo largo de los años; y por otra, su trabajo como publicista y diseñador gráfico, una tarea que, con una evidente función utilitaria, estaba al servicio de determinados productos y firmas comerciales y cubría la necesidad del artista de ganarse la vida.
Diseñador y grafista
Schwitters no sólo se empleó como diseñador y grafista. A lo largo de su carrera, para conseguir ingresos regulares, pintó también paisajes y bodegones de estilo tradicional. De modo que puede decirse que su producción, tanto formal como económicamente, estuvo perfectamente bifurcada en dos actividades: aquellas con las que no ganaba dinero (objetos y construcciones escultóricas de vanguardia) y aquellas con las que sí obtenía ingresos (óleos y diseño gráfico).
Esta dualidad formal y económica ha sido el punto de partida de Kurt Schwitters. Vanguardia y publicidad; para cuestionar un
hecho: el de que esa diferenciación, aparentemente tan clara, entre arte y diseño gráfico haya establecido con alguna frecuencia una división demasiado estricta entre ambos, presentando la obra de Schwitters como si el diseño gráfico fuera un aspecto meramente secundario respecto a su trabajo “principal”, sus extraordinarios y novedosos experimentos formales.
Por eso, la muestra presenta ambos aspectos de su trabajo mezclándolos para ahondar en sus raíces comunes. Pues ese modelo “económico” o “empresarial” del trabajo de Schwitters como diseñador gráfico no fue en absoluto ajeno a su conciencia de artista.
Collage
El trabajo artístico, poético y publicitario de Schwitters está marcado por el collage, que le permitió restablecer y recomponer un orden para la vida cotidiana, como las entradas de teatro, envoltorios usados y rotos, papeles de periódico, trozos de tela, alambres, clavos; pero también textos, palabras inconexas, expresiones, poemas, frases y sílabas, a las que el paso del tiempo y el uso habían despojado de su función y, por tanto, de todo su sentido.
La novedad de los experimentos formales del artista de vanguardia encajan con el trabajo del diseñador gráfico, de modo que su obra puede presentarse como una verdadera simbiosis, mutuamente productiva, entre dos realidades tan aparentemente contrapuestas como íntimamente ligadas en el arte de la modernidad: la vanguardia y la publicidad.