Waniku. Donde Retumba el Agua se compone de 29 imágenes positivadas en Gelatinoclorobromuro de plata sobre papel baritado virado al selenio en el laboratorio de Rubén Morales. Para algunos formatos se utilizó la nueva técnica de negativo digital por contacto, resultando una copia analógica en sales de plata que ha sido introducida recientemente en España por Espacio Raw de Madrid.

La muestra se completa con la evocadora poética del conjunto de la instalación acompañada por la pieza Waniku realizada ex profeso por el músico y creador audiovisual Jorge Badolato.

Mundo de ensueño

En el delta del Orinoco, la vida se articula en torno al agua desde hace miles de años, cuando éste estaba unido por un istmo de tierra a la isla de Trinidad. Waniku es la palabra con la que los warao, sus pobladores originarios, denominan al astro que regula las mareas que rigen sus vidas: la Luna. Desde el siglo XVI, estas tierras fueron objeto de innumerables expediciones por parte de conquistadores y aventureros en busca del oro y la gloria de El Dorado, así como de las misiones religiosas resueltas a llevar el evangelio hasta los confines más remotos del imperio español. Fruto de esta invasión cultural aún quedan vestigios como el traje tradicional warao, ideado por los monjes capuchinos para combatir su desnudez.

Las fotografías de Andrea Santolaya se centran en la mujer warao, núcleo familiar de esta etnia, que sufre un proceso de aculturación radical. Su finalidad es mostrar a la mujer como pilar de una etnia en profunda pérdida de su identidad, y por eso la muestra de forma elegante, respetuosa y onírica, invitando a los espectadores a entrar en un mundo de ensueño, en el que el tiempo y las distancias se desvanecen dando paso a una lectura más abstracta.

La artista madrileña continúa acercando a los visitantes a una temática muy recurrente en sus trabajos anteriores, centrados en la fuerza femenina dentro de diferentes nichos sociales, como pueden ser las boxeadoras de Nueva York (A Round, 2010) o las bailarinas de ballet del Teatro Mikhailovsky en San Petersburgo (Prelude, 2012).