Comisaria por Antía Cea, el título de la exposición proviene de un álbum de xilografías realizado por Seoane en 1972, Intentado golpear ideas. Las fotografías de Damián Ucieda comparten con estas xilografías y con otras obras de Luis Seoane, como los óleos Muchedumbre y Diálogo a gritos, ambos de 1969, no solo un trasfondo político, sino también el hecho de estar protagonizadas por situaciones que despiertan una sensación de desasosiego en quien las observa.

Lo que resulta más inquietante es aquello que en realidad la fotografía no muestra: no se sabe quiénes son las personas de las fotografías o qué les ha llevado a comportarse como lo hacen. Tras una primera impresión, el espectador intenta resolver su desconcierto inicial preguntándose si los personajes se conocen entre ellos, cómo han llegado a esa calle…  y al no encontrar respuestas obvias, se lanza a buscar posibles soluciones en los detalles de los que no fue consciente en un primer momento: un vaso, un pasquín arrugado, un cartel borroso, las formas distantes en la playa, unas sillas vacías…

Teatralización

Formado inicialmente como ilustrador, Damián Ucieda emplea el dibujo como elemento de construcción de sus imágenes durante el proceso de estudio que las precede, un proceso minucioso de puesta en escena y teatralización que dota a sus fotografías de una narrativa compleja y que las une desde un punto de vista estrictamente formal tanto con la pintura como con el cine, y también con la obra de otros fotógrafos contemporáneos como Philip-Lorca diCorcia o Jeff Wall, con quienes comparte una idea de la composición de la imagen de raíces barrocas.

Con respecto a las fuentes de su obra, el propio artista afirma que, en un principio, su deseo hubiese sido dedicarse a la pintura, inclinándose finalmente por la fotografía tras su paso por el Edinburgh College of Art, una fotografía en la que se distinguen referencias tanto pictóricas como cinematográficas, mostradas a través de determinados paisajes cromáticos y estéticos más cercanos al último tercio del siglo pasado, especialmente a la década de los 70.

Las imágenes de Damián Ucieda transmiten al espectador una sensación de pérdida, de aislamiento y alienación, entendiendo esta última como la búsqueda de la propia identidad.

Blanco y negro

Si bien es cierto que el color está presente en la mayor parte de su producción, en esta exposición se incluyen dos imágenes en blanco y negro, un recurso estético con el que el artista hace referencia al fotoperiodismo de la primera mitad del siglo XX, empleado aquí como hilo conductor entre sus imágenes y la monocromía utilizada por Luis Seoane en sus xilografías, mostrando en ambos casos la violencia política y social ejercida sobre la ciudadanía en tres momentos históricos diferentes: comienzos y década de los setenta del siglo pasado, y la actualidad.

El empleo del blanco y negro o del color no es en ningún caso casual en la obra de Damián Ucieda, una obra en la que cada imagen posee un carácter individual que a su vez forma un conjunto, un todo en el que el artista vuelca sus pensamientos y experiencias, y mediante el que, gracias al uso de una estricta metodología como parte fundamental del proceso creativo, consigue dotar al espectador de una capacidad y una libertad totales de interpretación y sentimiento, despertando en él lo que Roland Barthes denominaba el punctum: la subjetividad y las emociones de cada individuo, únicas e intransferibles.

Damián Ucieda. Untitled #8, 2007

Damián Ucieda. Untitled #8, 2007