En sus piezas e instalaciones de metal, Penalta introduce como hilo conductor la «escritura manuscrita» con plasma, que es la exclusividad que caracteriza la obra de esta artista. Escribe palabras a golpe de impulso, de sentimientos que nos dejan seducir con ritmo y movimiento en sus tiras de acero dobladas, en sus cascadas y piezas de pared en cuyas superficies se entremezclan los brillos y reflejos de hierros y aceros transformando estos materiales en una elegante y delicada belleza.
La dificultad de transcribir la poesía al metal, a veces perfectamente legible y otras intencionadamente no tanto, o la necesidad de transmitir sus emociones o pensamientos a través de la palabra como parte de la obra, caracteriza el trabajo de esta escultora.
Soledad Penalta prepara un juego visual con el espectador al que invita a descubrir los textos, a fijarse y a establecer una conexión, quiere despertar y provocar la curiosidad por cada pieza, su material, su escritura y su lenguaje. Colabora en este proyecto con su poesía y en la presentación del mismo la poeta Eva Veiga.