La Academia de Medicina se convierte así en el epicentro de su recuerdo en un momento especialmente significativo para rescatar al más ilustre sabio que ha dado la ciencia española y uno de los neurocientíficos más importantes que ha dado la medicina.
Con el objetivo también de aproximar su figura a los ciudadanos, abre sus puertas la exposición Cajal: Hombre y Ciencia, que incluye documentos, obras, objetos personales y óleos originales del Nobel.
Este 80 aniversario es, además, una fecha especial, ya que a partir de ahora la obra de Ramón y Cajal pasará a ser de dominio público lo que facilitará aún más su difusión científica.
«Cajal también fue un artista»
Profundo conocedor de la vida, obra y personalidad de Ramón y Cajal, el Prof. Juan Andrés de Carlos, investigador del Instituto Cajal y comisario de la exposición Cajal: Hombre y Ciencia, destaca la personalidad polifacética del Nobel y afirma con rotundidad: «Fue un artista no solamente haciendo ciencia, sino como dibujante, como pintor y como fotógrafo»
¿Hay un Cajal netamente artista?
Aparte de su tesón en la ciencia y en el estudio del sistema nervioso, Cajal tenía desde muy pequeño dos enormes aficiones: la pintura y la fotografía. Ya desde su infancia y adolescencia pintaba y lo hacía muy bien. Cuando estaba acabando el bachillerato en el Instituto de Huesca, antes de empezar la carrera, tiene contacto con la fotografía a través de unos fotógrafos ambulantes. Hay que considerar que cuando a Cajal le interesa algo, se mete en ello de lleno, profundiza e intentar saber lo máximo posible. Eso le pasó en relación con la pintura y la fotografía.
También fue un buen dibujante…
Sí. El dibujo y la pintura le van a acompañar a lo largo de toda su vida. Era un magnífico dibujante y de ello hay numerosas muestras. También manejaba muy bien los pinceles y a través de sus obras se puede constatar que sabía tratar con los volúmenes y con las sombras.
Cuando él miraba por el microscopio y veía esas neuronas y esos cuerpos, los sabía plasmar muy bien tanto en lo que ser refiere al dibujo como a la hora de utilizar el óleo y otras técnicas. No solo pintaba dibujos histológicos y anatómicos, sino otros que no son científicos, como bodegones e incluso paisajes.
¿Y en relación con la fotografía?
Han llegado hasta nosotros muchas fotografías realizadas por el propio Cajal. Hay numerosos autorretratos y muchas fotos con su mujer y con sus hijos. Le gustaba fotografiarse a sí mismo y hacerlo en su propio laboratorio.
Hay que considerar, además, que fue un hombre que, para su época, viajó muchísimo. Lo hacía para dar conferencias y asistir a congresos o simplemente por placer, viajes que hacía en compañía de su mujer o de sus hermanas. Cuando viajaba por Europa o por América siempre se llevaba sus cámaras y, más que realizar instantáneas aisladas, hacía auténticos reportajes. En cierto modo es un fotógrafo costumbrista porque sitio al que iba, lugar que fotografiaba. Por ejemplo tiene muchísimas fotografías y muy interesantes de las calles y las gentes de Madrid.
También fue un pionero de la fotografía en España pues ya en 1912 hizo fotos en color. También lo fue en 1917 con la realización de microfotografías, fotografías hechas a través del microscopio, una técnica que abandonó pues quería reflejar la morfología de las neuronas, que crecen en tres dimensiones, y como a través de la fotografía solo podía reflejar un plano, recurría al dibujo para darle a la neurona toda su dimensión.
En definitiva, a Ramón y Cajal se le puede considerar un artista no solamente haciendo ciencia, sino como dibujante, como pintor y como fotógrafo. Decir eso no es incurrir en ningún tipo de exageración.
Tampoco es desdeñable su labor como escritor, pues al margen de su extraordinaria labor como científico, también fue autor de otro tipo de libros, algunos de memorias, –escribió su autobiografía en dos tomos–, otros de ficción e incluso cuentos.
¿El reconocimiento de una figura como la de Cajal está en el lugar que en justicia le corresponde?
Para el público de la calle por supuesto que no. Evidentemente sí para un neurocientífico o para un médico que se dedique al cerebro. En ese plano es una personalidad muy conocida tanto a nivel nacional como internacional. Fuera de España es realmente venerado. Pero, siguiendo aquello de que nadie es profeta en su tierra, en su patria, Ramón y Cajal es bastante desconocido en relación con su labor científica, humanística y médica. Otra cosa es que en otro plano, en el del nombre sí lo sea, pues no hay ni una sola ciudad o pueblo grande que no tenga una calle o una plaza que lleven su nombre. Se conoce su nombre, pero no su genialidad.