Vallejo crea y diseña a través de la tela un espectacular movimiento pictórico y tridimensional. El movimiento de los pliegues, las curvas profundas, ricas en sombras y misterio que el espectador puede percibir. Una colección bellamente colorista de escultura, en la que cada obra tiene su propia historia que contar.
Según Óscar Alonso Molina, «estas son, sin duda, sus piezas más barrocas». Su trabajo puede interpretarse en la línea de algunos célebres artistas internacionales como Lee Bul, e incluso algo más alejados, Petah Coyne o Matthew Ritchie. El recorrido expositivo se teatraliza gracias a la escenografía creada por medio de la luz.
Los focos proyectan sombras tenebristas que obligan al espectador a rodearlas para percibirlas plenamente. Las obras de Vallejo se funden en su giro, por medio de la sombra, con el espacio de exposición, para hacer que el visitante disfrute del desarrollo barroco.