Comisariada por Julieta de Haro, la muestra pone especial interés en la obsolescencia de la tecnología, la fugacidad de las cosas y el poder que tiene esta tecnología en el ser humano. Con esta obra, Canogar pretende concienciar al público del paso del tiempo y de sus efectos, tanto destructivos como constructivos. Para ello ha trabajado la instalación y la imagen en movimiento tridimensional.
Su obra muestra la pérdida de la memoria y el miedo a perderla, por lo que para realizar las piezas ha utilizado desechos rescatados de la basura. Las siete obras que expone en Incontable están adaptadas al espacio en el que se encuentran y algunas de ellas habrá que descubrirlas entre las pequeñas capillas laterales. Estas proyectan imágenes, fragmentos de películas, números o palabras, según cada obra.
Música e imagen
La pieza que más destaca en la sala es Sikka Magnum, un conjunto de 360 DVD de películas que compró el propio artista en el rastro por un euro y que considera un soporte en vías de extinción. Esta instalación también incluye altavoces con música, que varía según lo que se proyecta sobre los discos, y ese reflejo llega incluso al interior de la última sala, donde se encuentra la obra dedicada a la literatura, Aphasiac Mapping.
Si esta obra se centra en el DVD, hay otras dos que también utilizan otros soportes audiovisuales, en este caso, fuera de mercado. Se trata de una película de 35 milímetros con proyecciones de escenas de filmes, como Ciudadano Kane, de Orson Welles, y Psicosis, de Alfred Hitchcock. La segunda reúne 33 pantallas de televisión antiguas de tubo que están puestas de tal forma que recuerdan a un antiguo tapiz.