El conjunto de la obra de Amparo Sard, papeles perforados, vídeos e instalaciones, es un análisis sobre la propia condición humana que deambula entre la duda y la angustia, lo físico y lo anímico. De un desarrollo formal que, en una primera lectura, transmite fragilidad y belleza, da paso a una experiencia perturbadora y siniestra a partir, sobre todo, de las punciones, las perforaciones sistemáticas y obsesivas que componen un juego de placer y dolor.
Sombras es la nueva serie después de Límites (2014-2015), de la cual Sard explicaba que «el límite de una persona es la piel, si hablamos de algo palpable. El límite de su alma, o de su esencia, o de lo verdaderamente importante es otra cosa algo más compleja». Las sombras de los paisajes representados son una metáfora sobre esa complejidad entre dos realidades, la temida y la real, sobre los temores que influyen en la toma de decisiones. Las sombras de nuestra cabeza, también inmateriales, que a menudo parecen más reales que la propia realidad.
Por ese motivo, en los papeles de esta serie encontramos dos realidades, la representada por los huecos creados perforando el papel blanco, y la otra, la representada con la impronta negra (hecha de caucho y sílice). Por un lado la inmaterialidad de los dibujos perforados, del vacío del hueco; y por el otro, la masa negra utilizada dando fisicidad a las sombras.