Miguel Espada. Estudio sobre Voronoi, 2012.

A pesar de pertenecer a distintas generaciones y no tratarse de videoartistas en el sentido más estricto, todos ellos han trabajado con el audiovisual con más o menos profusión a lo largo de su carrera y han utilizado formulaciones, patrones o algoritmos como base de cálculo para generar obra artística.

La irrupción del cálculo numérico automático, la computación, y su aplicación práctica e inmediata a muchos ámbitos de la creación fue posible gracias a utilización de un lenguaje abstracto como el de las matemáticas. Durante el siglo XX el lenguaje se ha situado en el centro del interés científico y, a partir de la segunda mitad de ese siglo, también lo fue para el arte.

El tiempo

En las obras seleccionadas para Geometrías Afines existe un denominador común: el cuerpo del artista, que hace la función de filtro y catalizador, de intérprete y de compositor; un cuerpo que genera formas orgánicas e imágenes artísticas. La exposición presenta videoinstalaciones y objetos, piezas en las que el movimiento introduce en el arte, además, una cuarta dimensión: el tiempo.

José Luis Alexanco.

Son formulaciones que utilizan la relación inmediata del espectador con lo audiovisual, con lo cinético. El siglo XX supuso la incorporación de nuevas tecnologías como soportes del arte. El público actual ha nacido y ha conocido la formación de estas nuevas maneras de presentación y de representación, es partícipe y receptor de un tipo de muestra artística que implica la elección y que obliga al individuo a elegir un punto desde el que mirar la obra.

El movimiento y el cuerpo son el origen de las propuestas presentadas por José Luis Alexanco (Madrid, 1942), uno de los artistas que investigan por primera vez en España con la computación aplicada al arte en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, y Alex Francés (Valencia, 1962). En ellas, la escultura y su movimiento son el soporte mientras que la interacción con el espectador es el medio. Por su parte, EspadaySantacruz Studio (Madrid, 2008) y Kaoru Katayama (Japón, 1966) se centran en la descomposición del espacio y la creación de formas, tomando la línea como división, lo que posibilita el volumen.