Chéjov descubrió la dramaturgia del siglo XX y del futuro. En primer lugar suprimió al héroe del drama y en su lugar puso a un grupo de personas con una relación complicada, poniendo al descubierto la esencia de la vida de nuestro tiempo: la incomunicación, la degradación del hombre burgués sin ideales, ni rumbo, ni sentido de la vida, el hombre desquiciado y roto para el que no existe ningún valor, sin fe en Dios, ni en sí mismo, ni en el futuro. Los personajes de las obras de Chéjov son hoy las personas que lo han perdido todo.
En segundo lugar, el tema fundamental en la obra de Chéjov es el miedo a la vida y a sí mismo. El miedo a pensar en el futuro, dejando pasar un tiempo que parece infinito, en medio de la cotidianidad, comiendo, hablando, mintiendo. Pero, eso sí, soñando con una vida feliz, que hace que terminemos solos, absolutamente solos.
La obra de Chéjov, que interpretan Marta Belaustegui, Alicia Cabrera Díaz, Juan Ceacero, Jose Luis Checa, Jesús del Caso, Germán Estebas, Francisco Ferrer, Jesús Gª Salgado, Kessy Harmsen, David Izura, Cristina Martínez, Laura Martínez, Lorena Neumann y José Rubio, despierta la conciencia del espectador.
Sonido enigmático
El Jardín de los Cerezos es una obra que tiene más de 100 años. En ella Ranievskaya regresa de París a su hacienda donde viven su hermano y dos hijas, Ania y Varia. La casa se vende y el nuevo amigo rico de la familia, un tal Lopajin, intenta salvarlos aconsejándoles dividir la tierra en parcelas y venderlas para construir casas de veraneo. Raniesvkaya y su hermano rechazan su consejo y, finalmente, en la subasta del 22 de agosto, es el mismo Lopajin quien compra el Jardín de los Cerezos.
Durante toda la obra, los personajes de Chéjov se divierten, hacen picnics, toman copas, cantan, bailan se olvidaban incluso de la belleza de la naturaleza que les rodea. Y en este ambiente, un sonido enigmático y misterioso aparece durante toda la obra. Nadie sabe qué significa ese sonido ni de dónde procede. Es un sonido suave, triste, pero todos se asustan, permanecen inmóviles, pensativos.
Es la voz que grita eternamente en el alma, que acusa por todo lo que hemos hecho. Es una voz de confusos y vanos arrepentimientos de infinitos días perdidos, de esperanzas muertas, la voz de todo lo engañoso y perdido, de todo lo que hemos conseguido y de lo inaccesible. Y parece que en un solo instante sabremos para qué vivimos, cuál es el sentido de nuestra vida, de dónde venimos y a dónde vamos.
- De martes a sábados a las 20.30 h / Domingos a las 19.30 h.
- Encuentro con el público: jueves 14 de mayo.
- Funciones con accesibilidad para personas con discapacidad auditiva y visual: 21 y 22 de mayo.