Mostrar la dimensión universal del reinado de Fernando II, reivindicar su figura y ponerla en valor. Con este objetivo el Gobierno de Aragón ha organizado una exposición que los Reyes inauguran coincidiendo con el aniversario del nacimiento del monarca aragonés (Sos del Rey Católico, 10 de marzo de 1452).
La exposición muestra el mundo político, artístico, social y cultural de su reinado a través de 150 piezas procedentes de ocho países. Se trata de magníficos objetos, algunos de ellos nunca antes vistos en nuestro país, que transmiten al visitante la dimensión universal de Fernando II como protagonista que fue durante casi cincuenta años de la historia de España y de Europa, en el momento en que se estaba diseñando el mundo occidental moderno.
Para ello el recorrido expositivo se organiza en cuatro ámbitos: La Conciencia de un Linaje, El Centro de una Gran Constelación, Un Mundo Interior de Contrastes, y El Reconocimiento de Fernando de Aragón como Monarca Universal. Este itinerario se traza a través de pinturas, esculturas, orfebrería, joyas, armas, grabados, miniaturas, documentos, textiles y cerámicas que recrean al rey y los aspectos de la sociedad de su época. Estas obras de arte corresponden al amplio marco cronológico de la vida del monarca (1452-1516) y abarcan, en su mayoría, desde finales del Gótico a comienzos del Renacimiento. Una veintena de esas piezas han sido restauradas para la ocasión.
Las obras seleccionadas destacan por su calidad artística pero también por su significado. Así, por ejemplo, en esta exposición se pueden contemplar juntos por primera vez los cinco retratos individuales que se pintaron de Fernando II; cinco óleos sobre tabla procedentes de Poitiers, Viena, Berlín y Londres. Dos de ellos no habían salido nunca hasta ahora de Reino Unido y se ha logrado su préstamo para esta exposición. Se trata de los retratos pertenecientes a la colección de Isabel II de Inglaterra y a la Sociedad de Anticuarios de Londres. También se muestra por primera vez en España el retrato de Isabel de Castilla perteneciente, como el de Fernando, a la colección real británica.
La exposición de Fernando II muestra además obras que salieron de Aragón hace siglos y no habían vuelto. Es el caso de las tablas que componían el retablo de la Virgen de la Misericordia, encargado para la iglesia de Santa María la Mayor de Zaragoza (hoy Basílica del Pilar) y que desapareció en fecha desconocida. Dos de esas tablas se conservan actualmente en colecciones privadas fuera de Aragón y se han conseguido reunir por primera vez. Junto a ellas se expone una selección de pinturas realizadas en la región a finales del Gótico que recogen la devoción de Fernando II por ciertas imágenes sagradas y reflejan las diferentes corrientes artísticas.
El visitante podrá contemplar también objetos que simbolizan el poder real que acumuló, como la Espada de ceremonias de los Reyes Católicos, el Privilegio y Capitulaciones de Granada o la bula de Alejandro VI concediendo a Fernando e Isabel precisamente el título de Reyes Católicos, además del último testamento del rey redactado en Madrigalejo el 22 de enero de 1516, un día antes de morir. Se muestran también otros documentos que ensalzan su figura y la importancia histórica de su reinado, como queda reflejado en los Estatutos de la Orden del Toisón de Oro o, siglos después, en el Cortejo Triunfal del emperador Maximiliano.
Pero sin duda una de las obras de arte que mejor representa la dimensión universal del reinado de Fernando II es la Estancia del Incendio del Borgo que pintó Rafael en el Vaticano a petición del Papa León X. En ella el monarca aragonés aparece reflejado como uno de los cinco pilares de la cristiandad junto a Carlomagno, Lotario I, Astolfo y Godofredo. Una reproducción de esta estancia pone punto final a la exposición.
Aljafería, una obra más
El lugar escogido para ubicar la exposición no es casual. Se ha elegido el Palacio de la Aljafería de Zaragoza porque fue precisamente residencia del monarca aragonés. De esta forma la arquitectura del palacio y su decoración se integran en el discurso expositivo.
Esta unión de contenido y continente ha sido posible gracias a la implicación de las Cortes de Aragón, que colabora en la organización de la muestra. El palacio medieval de los Reyes de Aragón y el Palacio de los Reyes Católicos son los espacios principales por los que discurre la exposición.
Lugar destacado merece el Salón del Trono, donde su espectacular techumbre de madera dorada y policromada constituye una obra de arte más. Su decoración es buen ejemplo de la utilización que los Reyes Católicos realizaron de las señales heráldicas, los motes y divisas como seña de identidad y para perpetuar su memoria.
Esa utilización de los símbolos reales queda patente también en importantes obras que se exponen en ese mismo salón como el Repostero con el lema Tanto Monta procedente de la Catedral Primada de Toledo; una gran pieza de terciopelo de casi dieciséis metros cuadrados metros, brocada en oro, que cuelga de una de las paredes de la estancia.