Para hacer algo así han unido sus talentos como «si fuera una macedonia», la han agitado y cuidado con cariño. Así, el espectáculo contará con coreografías que giran en torno al humor y a la comedia gestual, con sketches improvisados en los que también participan músicos y bailarines, y también con historias más cortas en las que involucran al público.
«Nómadas es un salto al vacío, un collage de diferentes sentimientos en los que va a haber cosas improvisadas y cosas que no son improvisadas. Lo que hemos hecho es coger lo mejor de las dos compañías, mezclarlo y salir a escena a jugar con todo eso. Es un viaje por diferentes emociones, por canciones inventadas… En el fondo todos somos un poco ‘nómadas’ porque todos estamos de viaje, todos estamos de paso, nos encontramos con gente y demás. La idea es que durante los minutos que dura el ‘show’ el público se venga de viaje con nosotros y pueda pasárselo muy bien», exlica Rubén Fernández, miembro de Al Tran Trán.
La unión
Ambas compañías están especializadas en improvisación teatral y musical. Swingdigentes nació en la Plaza de Ópera en el año 2011 como compañía de espectáculos callejeros y ha actuado en festivales, calles, salas y teatros de todo el mundo llevando a cabo un show que fusiona la música swing de los años 20 con la comedia gestual y danzas contemporáneas como el break-dance, popping o locking.
Por su parte, Al Tran Trán, creada en 2009 como una forma propia de crear música y teatro desde la improvisación, ha viajado por toda España creando escenas teatrales y canciones en directo a partir de las propuestas del público. Juntos proponen ahora un proyecto multidisciplinar en el que trabaja un elenco de 11 artistas, y que es posible que viaje a otros teatros y ciudades españolas.
Alegría para tiempos difíciles
Para Nata Estévez, de Swingdigentes, «Nómadas puede parecer raro al principio porque la gente está muy acostumbrada a los guiones cerrados, pero los miembros de Al Tran Trán tienen una lucidez increíble y es alucinante lo que hacen. Que no haya guion es casi mejor porque da pie a cosas mucho más divertidas y a que el público esté mucho más metido en el espectáculo en sí porque participa con sus propuestas en él».
Uno de los puntos fuertes de su compañía es el swing, un género musical que se ha puesto muy de moda en la capital y en todo el país en los últimos tiempos y que también estará presente en el espectáculo. «El tapdance también está creciendo mucho. Se puede a acceder a clases de una cosa y de la otra de manera bastante fácil. Tocar esta música gira en torno a tocar frases melódicas escritas y luego se abren los temas para improvisar. Hay muchísima oferta ahora mismo. Si pones «swing en Madrid» en Google creo que puedes estar días y días viendo cosas», explica Estévez.
Piensa que su auge viene, en parte, porque es una música que nació y triunfó en el crack del 20, una época de crisis similar a la actual en la que la este tipo de música, muy feliz y muy alegre, hace que te muevas y bailes. «A la gente le gusta esta corriente musical porque estamos jodidos. Te hace olvidar todo lo negativo», añade.
¿Qué hace falta para hacer improvisación?
Rubén Hernández, de Al Tran Trán -más especializados en la improvisación-, da algunas claves sobre el género, la base del espectáculo Nómadas.
1. No juzgar. Si lo haces, si todo el rato piensas «esta idea no es buena», como estás creando desde cero, todo se vuelve muy complicado. Lo que tienes que hacer es crear en positivo y pensar que toda idea es buena.
2. Hay una regla muy básica que es el «sí y además». Es decir, tú idea es buena y además propongo otra. Se trata de no negar al compañero y buscar el juego. Es necesario ver qué te está proponiendo. Hay que estar abierto a que todas las propuestas son buenas, a que el error no existe o incluso a que el error es bueno. Cuando haces eso salen cosas mucho más interesantes.
3. La improvisación se entrena no se ensaya, como cualquier otra disciplina musical o teatral. Hay diferentes técnicas para ello como, por ejemplo, entrenar la memoria o liberarse de los pensamientos, o trabajar la escucha o el trabajo con los compañeros. Cuanto más se entrena, mejor. De hecho, nosotros ahora parecemos muy buenos, pero al principio éramos malísimos.
4. El público. Hay que saber que en él hay de todo: gente que viene desde el teatro convencional y gente que no. La «impro» lo que ha hecho es abrir el teatro a mucha gente que creía que el teatro era aburrido. Cuando alguien va a ver algo de improvisación es muy divertido y, sobre todo, sorprendente, porque ves que alguien en directo está creando una escena o una canción a partir de algo que has escrito tú al principio en un papel, por ejemplo. Es algo muy fresco, muy instantáneo y se crea enseguida una comunicación con el público. La gente sale pensando que el teatro es otra cosa.
5. Hay muchos tipos de ‘impro’: más teatral, más clásica, más loca… Es algo que ahora goza de muy buena salud porque hay mucha gente buena haciendo improvisación y cada vez viene más gente que va al teatro por eso.
6. Es verdad que tienes esa presión de ¿y si no se me ocurre nada?, pero al final es la misma que puedes tener si sales y se te olvida un texto. Realmente cuando ensayas un texto lo haces para hacerlo bien con los compañeros, para tenerlo todo bien y salir confiado al escenario. Nosotros, de la misma manera, entrenamos para salir confiados al escenario y hacerlo bien.
7. Trabajamos en grupo. Hay gente que hace impro solo y eso es complicadísimo. La energía del compañero y las propuestas del compañero siempre te ayudan. Siempe existe una tensión pero es una tensión bonita y necesaria.
8. Cualquier persona puede hacer improvisación. Si tienes formación teatral siempre te va a venir mejor porque al final estás en un escenario y tienes que interpretar una serie de personajes y emociones. Tienes que tener mucha flexibilidad en el sentido de estar abierto a todas las propuestas y no tener miedo a fallar. Además hay que tener mucha voluntad de jugar y de crear entre todos pequeños momentos de arte y que la gente se los lleve a casa.