Empleando cámaras Arca-Swiss 4”x5” y 8”x10” que maximizan el detalle, Leventi recorre así lugares como la Royal Swedish Opera de Estocolmo, la Metropolitan Opera de Nueva York, la Scala de Milán o La Fenice de Venecia. En todas estas imágenes busca alterar la simetría vertical y lateral para conseguir aplanar la ópera. El espacio, en perfecto equilibrio, crea en el observador el efecto de estar rodeado desde el punto central del escenario donde el intérprete estaría en pie. Filas de asientos de terciopelo, palcos ornamentados, lámparas y decoraciones doradas son capturadas con increíble detalle y simbolizan la prosperidad y grandeza de las respectivas naciones.
Homenaje especial
Leventi escogió estos teatros porque su abuelo, cantante de ópera, nunca tuvo la oportunidad de actuar en ellos. Formado por el tenor danés Helge Rosvaenge, su abuelo solía cantarle cuando era un niño. Como hijo de arquitectos, el artista dice sentir una especie de “sentimiento religioso al entrar en un magnífico espacio como la ópera”. Para él, el espacio real puede sentirse como un espectáculo en sí mismo e invita a los observadores a “fluir por los detalles, a sentir la energía potencial en un espacio donde todo está a punto de suceder”.