Veinte piezas conforman una exposición en las que las ideas de memoria y advertencia están muy presentes. En torno a noticias que han convulsionado a la sociedad en los últimos años, Leiro plantea una nueva mitología en la que sus piezas se conforman como iconografías de las informaciones. El montaje refuerza la idea, colocando grandes imágenes de los acontecimientos.
En palabras de la propia comisaria se trata de «un Leiro que se siente solidario y se compromete con la realidad, casi cotidiana, de la catástrofe, el dolor, el sexo, la contaminación medioambiental, la guerra, la mentira, la corrupción, que se sigue sintiendo impresionado por lo que sucede a su alrededor y reflexiona sobre la condición humana».
Realidad mediática
Francisco Leiro es un artista que absorbe las imágenes con las que las revistas, periódicos o pantallas de la TV bombardean al público, transformándolas en iconos del desastre y el dolor, desde la distancia de una calculada ironía y un cierto tremendismo. Figuras que cobran vida y dialogan con las imágenes en que se inspiraron como si esa impactante y desoladora realidad mediática se transformara en creación escultórica.
Con ellas busca crear una escenografia crudeza y sutileza, de energía e irónica maldad calculada, con piezas que emocionan por sus dimensiones monumentales y por su vigor corporal. «Toda la escultura de Leiro siempre desprende un humanismo que llega rápidamente a quien las ve, despertando un deseo físico de tocarlas y sobre todo de interrogar a estos seres congelados en el tiempo que desprenden tantas historias», asegura Sarmiento.
Sobre Leiro
Francisco Leiro inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Santiago de Compostela, completando sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Representó a España en 1985 en la Bienal de São Paulo y desde 1986 expone regularmente en ARCOmadrid. Establecido en Nueva York en 1988, comenzó a trabajar para la Galería Malbourough un año más tarde.
Algunas de sus obras públicas son la figura de un animal fantástico conocido como Sireno (1991), levantado sobre dos columnas de granito pulido verdes y negras en la Puerta del Sol de Vigo; el Homenaje a Castelao, en la Alameda de Santiago de Compostela (1995); la Batea o Saavedra sobre el río Lérez en el Parque de la Isla de las Esculturas de Pontevedra; el Astronauta, Valdemoro (Madrid); Vértigo, en la autovía M50 de Madrid (2004), y Simeón sentado, ante Torre Espacio, Madrid.