Con la intención de sondear, de escarbar, de jugar con los cánones y con los géneros, los dos actores proponen este experimento teatral singular, que consiste en la adaptación para la escena de artículos de opinión, publicados semanalmente desde el año 1991, de Arturo Pérez-Reverte. En este proyecto ambos actores han trabajado con Ana Graciani.
Patente de corso relata la relación que entablan Luciano y Mariano, dos personajes antagónicos que retratan de forma ácida la sociedad actual. Luciano posee una patente de corso auténtica, con casi dos siglos de antigüedad y firmada por el mismísimo Fernando VII, que quiere vender.
El que la posea tendrá el poder de estafar, robar, malversar, saquear y desfalcar, con todos los papeles en regla y la firma del rey. Y por eso la quiere Mariano, un ciudadano al que la vida ha tratado de forma despiadada. Pero ser un cabrón no es tan fácil como parece, así que Luciano se ofrece a enseñarle. Se ven todos los días en la terraza de un bar.
Paseo por el lado oscuro
Pero las enseñanzas nunca llegan, sólo se produce una charla continua mientras ven la vida pasar, lo que desespera más y más a Mariano, que llega a plantearse todo tipo de barbaridades. En esta relación se muestran diferentes aspectos de la sociedad que parece que más que evolucionar, involuciona. Un paseo por el lado oscuro de los seres humanos reflejado desde la sabiduría, la desesperación y la soledad.
Tras su estreno en la capital hispalense, Patente de corso inició una gira por más de una veintena de ciudades españolas que le ha llevado por Granada, Roquetas del Mar, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Madrid, La Línea de la Concepción, Murcia y Alicante.