Comisariada por Alexis Fabry y María Wills, la selección expone ciertos rasgos comunes que se tejen a través de temáticas candentes presentes en la región en periodos de alta efervescencia política y social en las décadas que van de mediados de siglo XX hasta principios del nuevo milenio, dejando a un lado los localismos o estandarizaciones regionales.
Las obras, realizadas entre 1958 y 1996, oscilan desde el fuego de las armas, las revoluciones, los movimientos reivindicativos de género o raza y las luchas culturales y contraculturales, hasta la fogosidad de la vida nocturna y marginal de ciudades como Cali, Medellín, Lima y Buenos Aires.
Los artistas emplean una gran diversidad de técnicas, materiales y soportes, desde la fotografía tradicional, la heliografía, la fotocopia o incluso imágenes reproducidas en offset. La imagen fotográfica se convierte así en material de apropiación y de experimentación.
Euforia y melodrama
El objetivo es ilustrar principalmente una actitud. Ser latino es cuestión de actitud: las expresiones que a menudo escuchamos, como ser bacano, chévere, chido, legal, chingón, vienen de un comportamiento o psicología del latinoamericano. Hay características que recorren el continente y una de ellas es la metáfora que sirve de principio rector a la exposición, el fuego, el carácter cultural fogoso.
Euforia y melodrama son parte de la cotidianidad de los países retratados por 52 artistas, cada uno en su capacidad de alcanzar simultáneamente sensaciones tan distintas como el exceso de humor o el exceso de dolor. Hay un goce en el espíritu de sacrificio por una mejor sociedad o un delirio por vivir sueños apasionados. Por más compostura que traten de mostrar militares, divas, guaruras, metaleros o sicarios, la vida cotidiana se relata en historias de cine o letras de canciones que siempre están cargadas de condimentos y picante.