Esta tendencia, que plantea a la vez ventajas y dificultades, se elige por múltiples razones, explica la comisaria, “desde la demanda del público, o la fascinación por un proceso artesanal; la compulsión de hacer cosas con sus manos; la impaciencia de ver su producto terminado; el cierre de la empresa que producía el producto o la crisis económica; hasta la necesidad de demostrar que el proyecto es viable, el afán de experimentar, o la libertad de buscar soluciones personales”.
Se trata de un modelo de autoproducción que “implica que el diseñador se involucre también en tareas de marketing, promoción y venta de sus diseños, deviniendo un pequeño emprendedor”. Un modelo que se ha visto favorecido, tanto por las redes como por el auge de ciertos procesos de producción de alta precisión y calidad, sin necesidad de grandes tiradas, corte a láser, tornos de control numérico, prototipado rápido, etc.
Autoproducción
En palabras de la comisaria, “en la autoproducción hay un indudable control de las decisiones, los detalles, el desarrollo, la calidad, la velocidad, el coste; y una estimación muy exacta de los recursos de los que se dispone, que consisten habitualmente en materiales locales, y en un extremado uso del ingenio para conseguir el máximo rendimiento de ellos”.
Además, hay un aspecto emocional importante, tanto para el diseñador como para el consumidor. “Para muchos diseñadores, las piezas que ellos mismos producen hablan más y mejor del creador, su cerebro y sus manos; expresan de una forma más precisa la intención, el mensaje. Para el consumidor es un modelo que implica mayores opciones para contar con objetos exclusivos y singulares, especiales, raros, personales, quizá más radicales. En el momento en que el consumidor conoce la historia que está detrás de un producto y entra en contacto con el diseñador para adquirirlo, se genera un valor añadido que es apreciado por ambas partes”.
Como indica la comisaria, “la autoproducción es beneficiosa también para la sociedad en términos de diversificación de puestos de trabajo, reactivación del consumo local, impulso a los artesanos, revitalización de oficios. Pero para poner el modelo en marcha hay que asumir riesgos, invertir capital, lidiar con un acceso limitado a la tecnología; y, paradójicamente, si se convierte en un verdadero negocio del que depender económicamente, se corre el riesgo de destruir su belleza y libertad, que son su auténtica razón de ser”.
Participantes
Los diseñadores presentes en esta muestra son Álvaro Catalán de Ocón, Andreu Carulla, Ciszak Dalmas, Claesson Koivisto Rune, Clemens Auer, Cristian Montesinos, Cristian Zuzunaga, Eyal Burstein, Gabriele Pezzini, Jordi Canudas, Loris & Livia, Martín Azua, Martino Gamper, Mecedorama, Michael Anastassiades, Michael Marriott, Oscar Díaz, Paul Cocksedge, Pedro Feduchi, Peter Marigold, Raul Lurí, Sebastian Cordoleani, Sebastian Sergne, Simon Hasan, Studio Drift, Tom Dixon y Valentín Garal.