En esta 76 edición, la Quincena presenta el montaje creado por el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, el Teatro de la Maestranza de Sevilla y la argentina Salas del Arenal, adaptado para el escenario del auditorio donostiarra. Algo más de un año después, el Auditorio de la Plaza de la Concha se reencuentra con una producción firmada por Paco Azorín en el montaje escénico.
Intenso drama
La dirección musical recae en esta ocasión en el veterano director Miguel Ángel Gómez Martínez, que recoge el guante de Paolo Carignani, batuta en la versión de Barcelona. La Euskadiko Orkestra Sinfonikoa y el coro Easo Abesbatza, por su parte, darán el color local a este intenso drama.
También es diferente el elenco en esta presentación donostiarra al que lo encarnó en Barcelona. Además de Ainhoa Arteta, contará con Teodor Llincai y el barítono italiano Roberto Frontali.
Tosca es un melodrama en tres actos con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica inspirado en La Tosca de Victorien Sardou (1831-1908). Con música de Giacomo Puccini, se estrenó el 14 de enero de 1900 en el Teatro Costanzi de Roma (actual Teatro dell’Opera).
La importancia del tres
El número tres es perfecto para Tosca. Tres escenarios en la Roma de 1800, tres personajes principales (Tosca, Cavaradossi y Scarpia) y las tres reglas del teatro clásico: acción, lugar y tiempo, sorprendentemente implícitas en una obra que inaugura el siglo XX.
Paco Azorín ha querido llevar esta idea a otra dimensión. Su puesta en escena –dominada por un gran retablo de apabullante realismo– recorre tres siglos (el de la trama, el de la creación de la ópera y el del público) para mostrar tres niveles de lectura de la ópera, uno por acto.
Su Tosca comienza como una pieza realista, evoluciona hacia una esfera simbólica y finaliza con una visión metafórica de esta historia de pasiones. Escenarios para cualquier tipo de pasión de la contradictoria naturaleza humana; desde el amor al poder, siempre expresada con vehemente violencia.