La trayectoria de Gordillo, siempre marcada por la experimentación continua así como por el cambio de registros en su producción, ha sido enmarcada dentro de la abstracción. La muestra que lleva a Marlborough supone otra vuelta de tuerca sobre la ironía, el humor y la inquietud.
El artista sevillano mantiene su investigación en nuevos procedimientos y técnicas, trabajando con métodos digitales, pero también continúa con la pintura como soporte siempre presente en sus composiciones.
Muestra de la importancia de su trabajo son los premios recibidos a lo largo de su trayectoria profesional: Premio Velázquez a las Artes Plásticas (2007), Premio Nacional de Arte Gráfico (2012), Medalla de Oro de las Bellas Artes de Madrid (2004), Medalla del Honor al Mérito en las Bellas Artes (1996) y Premio Nacional de Artes Plásticas (1981).