Si no fue este el primer poema público de la historia, pues el artista había hecho un año antes ensayos de esta clase, lo fue en el sentido de que los actores comprometidos en la acción iban a ser, de una parte, un grupo de activistas poéticos que portaban grandes letras y, de otra, algunas de las principales calles y plazas de Madrid, como el Paseo de Recoletos y de la Castellana, la Plaza de Cibeles y la Carrera de San Jerónimo.
Un año después, el 3 de abril de 1971, Arias-Misson realizó su segundo poema público con el título de Palabras Frágiles, que también tuvo lugar en Madrid. A finales de junio de 1972, el artista junto a Ignacio Gómez de Liaño y un grupo de ‘agitadores poéticos’ viajaron Pamplona para colaborar en un festival único en la historia de la vanguardia, los Encuentros. Allí Arias-Misson, con signos de puntuación de gran tamaño, efectuó su poema público La puntuación y anotación de Pamplona.
Liturgia poética
Cuando Alain Arias-Misson pone su poesía pública en relación con el rito, como una especie de liturgia poética, lo que hace es anticipar ciertos aspectos de su concepción de la poesía como un contenedor tridimensional y transparente, como un caja teatral en el que el poeta funde elementos de la vida moderna y de las sociedades primitivas, de la tecnología del siglo XXI y de la humanidad de los orígenes.
En sus cajas-teatros-jaulas, en las escenas que en ellas presenta en medio de las letras y textos que les sirven de decorado, el artista trata, como en los poemas públicos, de transgredir los límites lingüísticos adjudicados secular y convencionalmente a la poesía, a fin de hacer que letras, morfemas, figuras, materiales y espacios se interrelacionen de forma inesperada y, de ese modo, alumbren nuevas formas de sentir y entender la vida.
En la muestra participa Ignacio Gómez de Liaño, dando vida a los fragmentos de texto que acompañan al catálogo de la exposición.