Smith, que comenzó investigando a artistas ornitológicos, acabó creando finalmente un íntimo mundo en el que lo pictórico se asocia a lo crítico y poético. Sus diversas exposiciones han confirmado al británico como uno de los más logrados y desafiantes artistas de la joven generación de artistas figurativos. Un pintor de talento poco común con gran virtuosismo técnico y una originalidad en sus composiciones poco habitual. Siempre trabajando a partir de modelos vivos, en esta ocasión se plantea la realidad percibida en el interior de su estudio.
«La primera vez que empecé a buscar nidos de aves quedé fascinado con las formas abstractas que se encuentran en la estructura y la forma de cada uno», explica el artista. «Había, además, una similitud entre la acumulación de mi pintura y la estructura física de los nidos. He estado usando los nidos encontrados para imaginar lo que se siente al construirlos a través de mis pinceladas y utilizar las estructuras como material de origen para dirigir e inspirar mi pintura».
El británico comenzó entonces a repasar la «historia del arte aviar» y descubrió a los artistas ornitológicos. Así, dio con el libro Las ilustraciones de los nidos y huevos de aves de Ohio, de Genevieve Jones. La historia detrás del libro (el hijo reunía los nidos y la hija los ilustró hasta su muerte, legado que continuaron sus padres), cuya autora era también artista de la cerámica, lo llevó a establecer paralelismos entre la artesanía humana y la arquitectura de los nidos de aves, investigando la pintura de la cerámica y los transferware de la misma época.