Lluís Homar descubrió que quería ser actor cuando interpretó a Manelic a los 16 años. Ahora no sólo se mete en la piel del ingenuo pastor, también es su antagonista, Sebastián; Marta, la chica que trabaja en el molino del dueño; y Nuria, amiga del primero. Cuatro personajes que acaban revolcándose en el fango de las pasiones humanas más turbulentas, en las de la tierra baja.
Se trata de un trabajo en el que se afina la carga dramática del texto que Guimerà escribiera hace más de un siglo para reflexionar, una vez más, sobre el ser humano y sus circunstancias. La obra gira en torno al amor y a la opresión que puede llegar a ejercer un hombre sobre un grupo de personas que se encuentran bajo sus órdenes. Sebastián es el dueño de todo, del molino, de la ermita, del río…, pero a pesar de tener propiedades, también tiene muchas deudas que pretende eliminar casándose con una heredera de buena familia.
Sin embargo, ninguna se quiere casar con él, porque todas se imaginan que Marta es su amante. Para evitar que la gente piense que mantienen una relación, decide casar a Marta con un pastor llamado Manelic. Éste se enamora de ella, pero Marta no lo ama y Sebastián la obliga a llevar a cabo el matrimonio por conveniencia. Los hechos se precipitan cuando Manelic se da cuenta del engaño.