«No me veo como un pintor puro, pero uso el medio porque es el más adecuado para crear un tipo específico de imagen», ha declarado en más de una ocasión Borremans. Sus obras se caracterizan por emplear una paleta de colores oscuros y por el uso de un formato de pequeñas dimensiones, similar al retrato, donde crea sus pinturas. Con gran habilidad técnica y cierta ironía abarca temas como la figura humana y el peso que conlleva la existencia humana: la soledad, los miedos, los defectos, la confusión y la tragedia.
Para Fernando Francés, director del CAC Málaga, «Borremans es un artista inconformista con una voz propia, difícil de clasificar. Te sientes muy atraído por sus imágenes, ahí reside su gran poder. Su pintura te atrapa. No necesitas entenderlo todo. Hay que sentirlo».
En sus lienzos, Borremans recurre a las fotografías que manipula de libros, revistas o internet, aunque en su última etapa ha comenzado a utilizar modelos para crear escenarios que fotografía y luego traslada a la pintura. La temática de su obra se centra en una crítica irónica sobre lo absurdo de la condición humana. Sus obras oscilan entre la realidad y la fantasía, la fascinación y la irritación.
Las manos son un tema recurrente abierto a múltiples interpretaciones, como en Red Hand, Green Hand, 2010, o The Egg IV, 2012. Otro de sus temas es la muerte, como en The Preservation, 2001. El artista también integra referencias a la naturaleza, como en sus obras The Branch, 2003, o Dragonplant, 2003.