La muestra incluye 63 obras (47 de Francisco de Zurbarán, 7 de Juan de Zurbarán y 9 de colaboradores y seguidores) prestadas por grandes colecciones e instituciones de todo el mundo, como la Catedral de Sevilla, el Metropolitan Museum de Nueva York, el Museo del Prado, la National Gallery o la Pinacoteca de Múnich. Entre ellas están algunas que rara vez han sido presentadas al público, así como otras que han sido restauradas recientemente y que hasta ahora no habían sido mostradas.
La exposición ha sido concebida con la colaboración del Museo Thyssen-Bornemizsa y comisariada en Düsseldorf por Beeat Wismer, junto a Mar Borobia, del Thyssen, y la experta Odile Delenda, que han buceado desde las primeras creaciones del artista a sus últimos trabajos.
Una de las singularidades de esta exposición es que, por primera vez también, se ha preparado una selección de siete bodegones elegidos entre la escasa obra del talentoso Juan de Zurbarán (1620-1649), hijo del pintor fallecido prematuramente a los 29 años, que aprendió las artes de la pintura en el taller de su padre.
Para Beat Wismer, «referirse a un maestro del Barroco como artista de artistas, término reverenciado, está en el caso de Zurbarán absolutamente justificado», porque «unas veces evoca una ascética austeridad y otras una cálida intimidad y cercanía».
La muestra Zurbarán, Maestro de los Detalles en el Museum Kunstpalast forma parte del programa de exposiciones de grandes pintores españoles que se darán cita en los principales museos de Alemania desde 2015 hasta 2017. De Zurbarán y los viejos maestros del Siglo de Oro a Sorolla, Picasso y Miró, un viaje en el tiempo a través de cinco siglos de arte español.
Creciente admiración
La admiración por Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid, 1664) no ha parado de crecer desde hace más de cuatrocientos años. Si ya en el siglo XVIII el historiador de arte español Antonio Palomino le denominó el Caravaggio español, Dalí exclamó en los años veinte, «¡Atención!, Zurbarán nos parecerá un poco más moderno cada día, y será él quien epitomice el genio español incluso más decisivamente que el italianizado Greco». Para el escritor Cees Nooteboom es el «pintor mágico» y Neo Rauch también le rinde tributo: «Posa la luz alrededor de los objetos y esto las esculpe poderosamente». Felipe IV le diría: «No eres solamente el pintor del Rey, sino también rey de pintores».
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