Esta colección de gran riqueza, extensa y variada comenzó con la apertura del Parador de Gredos en 1928, este fue el primero de la cadena y el que marcó la línea de actuación. «Desde el principio Paradores apostó por el arte, promocionando la cultura española. En Gredos se buscó un pintor de renombre para que se encargara de la decoración. El elegido fue el extremeño Adelardo Covarsi», ha recordado Ángeles Alarcó, presidenta de Paradores.
Desde entonces la colección fue creciendo en paralelo a la remodelación e inauguración de Paradores, por lo que ésta resume la propia evolución de la cadena, al pensarse para ocupar espacios muy concretos, formando interesantes series o colecciones de artistas españoles contemporáneos o, en algunos casos, por cesión de otros organismo o instituciones, como el Estado, la Iglesia o de donaciones particulares que supieron ver que los mejores inmuebles turísticos podrían ser un escenario perfecto de exhibición de piezas antiguas, clásicas o arqueológicas.
Esta es una «colección viva y contemplativa, que sirve para decorar y embellecer unas estancias que se utilizan para el disfrute personal, al contrario que la mayoría de las colecciones que se encuentran descontextualizadas y sólo se exponen en salas de museo», afirma Ana Moreno Garrido, una de las comisarias de la muestra. Con ella la cadena pretende recrear el pasado español, divulgar la diversidad de paisajes y la riqueza gastronómica nacional, así como servir de escaparate de las últimas vanguardias y movimientos artísticos.
Autores españoles
La exposición reúne una selección representativa de las obras de una colección que está compuesta por autores españoles y que está dividida en dos ambientes diferenciados, como explica la comisaria María Rocío Herrero. El primero incluye piezas antiguas de la colección, en la que destacan restos arqueológicos, piezas medievales, pintura cortesana y, sobre todo, una amplia selección de mobiliario y artes decorativas. Aunque también hay una pequeña representación de obra religiosa.
La sala acoge siete tapices del siglo XVII, realizados en Bruselas a partir de los cartones creados por Pedro Pablo Rubens sobre la vida de Aquiles. Destaca también una lápida con escritura cúfica del siglo X, los bargueños y el escritorio, que demuestra la calidad de algunos muebles típicamente españoles, y la pintura cortesana de Felipe Diriksen.
En la modernidad
La segunda parte de la muestra incluye obras contemporáneas que «representan la España Moderna y culta», explica Herrero. En ella hay que destacar la riqueza de la pintura nacional desde finales del siglo XIX, representada por Gutiérrez Solana, Darío de Regoyos o Rafael Pellicer Galeote, y del siglo XX. Durante los años 50 del siglo pasado, Paradores de Turismo se acercó a grupos artísticos innovadores como Parpalló, El Paso o las escuelas de Madrid y Vallecas.
Con la llegada de los años 60, la heterogeneidad de la colección aumentó con obras cubistas, dadaístas y surrealistas hasta abstractas, constructivistas o informalistas, reflejo de la explosión vanguardista de finales de la década. Aquí se encuentran artistas como Antoni Tàpies, César Manrique, Modest Cuixart, Pablo Palazuelo, Pablo Picasso o Luis Feito, entre otros.